“Es un simple títere de Evo Morales”. “El caudillo es el verdadero presidente”. Eso y más se dijo y se escribió después del 8 de noviembre de 2020, luego de que Luis Arce juró a la presidencia del Estado. No importaba. Tenían reuniones periódicas y coordinaban las acciones del nuevo Gobierno, sobre todo las relacionadas con la posterdad del golpe de Estado, como la detención de la expresidenta Jeanine Áñez, tras las elecciones regionales de 2021.
En el masismo había un idilio. La ruta crítica era enfrentar la crisis política con falsas promesas de reconciliación, la sanitaria con la vacunación masiva contra la Covid-19 y la económica con proyectos de reactivación que, pasados tres años de gestión, se profundizó con la falta de dólares, la escasez de diésel, el agotamiento de las reservas internacionales y una inflación en alimentos de hasta el 6%.
Cuentan jerarcas del Gobierno que uno de los hechos que marcó el inicio de la fractura de la relación política entre el hermano Evo y el hermano Lucho fue la aparición de Morales en Lima, en julio de 2021, cuando se las dio de jefe de Estado en la posesión de su amigo personal Pedro Castillo. Posó en la fotografía oficial y dio a entender que Bolivia tenía una conducción bicéfala. Hubo un impasse que no trascendió, pero ya nada sería igual.
Arce siguió el manual del populismo autoritario. Copó los otros poderes del Estado. Los primeros espacios fueron el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional para asegurarse de que los procesos judiciales contra autoridades del Gobierno transitorio convaliden la retórica de que en noviembre de 2019 hubo un golpe de Estado y no la huida de los mandatarios por el fraude electoral.
Dejó que en la legislatura 2021-2022 sean reelegidos Freddy Mamani en Diputados y Andrónico Rodríguez en el Senado. Las discrepancias se fueron agudizando y comenzaron a dar señales de crisis política. El año pasado consiguió que el arcista cruceño Jerges Mercado asuma como mandamás de la Cámara Baja.
No se pudo remover a Rodríguez en la Cámara Alta en 2022 y el fracaso se repitió este año. Hay frustración, pues el evismo negoció con las bancadas opositoras una agenda de nueve puntos, algunos impracticables, y en una sesión maratónica, la madrugada del martes 7 de noviembre, arrasó en el segundo escrutinio con 26 votos a favor y 10 en contra.
Llama la atención la actuación de las bancadas opositoras —Comunidad Ciudadana y Creeemos— viabilizaron la llegada del arcista Israel Huaytari a la presidencia de la Cámara de Diputados y en el Senado se jugaron por Rodríguez. Fue como si quisieran que la guerra entre facciones perdure y no se decante por ninguno de los bandos.
De paso, al negociar con el arcismo en la Cámara Baja y con el evismo en la Cámara Alta, tanto el mesismo como el camachismo aislaron a sus disidentes de cualquier pretensión por ocupar las directivas camarales.
La disputa por el poder en el MAS, que no tiene una fecha concreta de inicio, fue abierta con denuncias de corrupción, protección al narcotráfico, pésimo manejo de la crisis económica y traición partidaria realizadas de manera insistente por el evismo contra autoridades de su propio Gobierno. La respuesta fue la sordera del Ejecutivo y la ratificación de los denunciados, porque la candidatura presidencial ya era el objetivo del evismo y del arcismo.
El duro revés que aplicó la Sala Plena del Tribunal Supremo Electoral con la anulación del Congreso del MAS evista realizado en Lauca Ñ, donde Morales fue ratificado como dueño de la sigla MAS-IPSP, demostró que esa instancia está bajo control político del ala arcista. Había claridad, entonces, sobre las tareas políticas en todos los espacios.
En el Ejecutivo se deben realizar cambios a nivel de direcciones nacionales, viceministerios y ministerios para cumplir las exigencias del Pacto de Unidad arcista que presentó un pliego petitorio en el cabildo del 17 octubre. En el Judicial, hay que materializar la prórroga de los magistrados de las altas cortes con alguna triquiñuela inconstitucional.
Donde no salieron bien las cosas fue en el Legislativo. El arcismo logró retener la presidencia de Diputados con Israel Huaytari, pero no pudo deshacerse de Andrónico Rodríguez en Senadores. Revirtió una primera votación adversa y, apoyado por el mesismo y camachismo, bloqueó el poder absoluto del arcismo y dio oxígeno político al evismo.
La ratificación de Rodríguez muestra, por tanto, que el evismo no está muerto. Al contrario, mantiene un estrecho margen para hacerle difícil el camino a leyes y créditos internacionales de urgente necesidad para el Gobierno de Arce, a fin de conjurar de una buena vez la crisis económica y viabilizar la deseada repostulación presidencial en 2025.