Luis Arce versus Evo Morales. Ponciano Santos versus Humberto Claros. Comunidad Ciudadana versus Creemos. Varios duelos se han librado durante los 16 días de conflicto en el país que tuvieron como epicentro las carreteras bloqueadas, protesta organizada y ejecutada por el evismo contra los magistrados prorrogados y por la convocatoria a elecciones judiciales, aunque ya sabemos que el motivo de fondo fue la candidatura presidencial del MAS en 2025.
Antes de hablar de vencedores y derrotados, es necesario intentar saber quién o quiénes asumirán el costo de las millonarias pérdidas económicas —1.000 millones de dólares calcula el IBCE—, la muerte de al menos cuatro personas en dos semanas de bloqueos y la calidad de país inviable que terminó de mostrar Bolivia al mundo. Parece que nadie, porque no hay un solo detenido o encausado por el perjuicio provocado al conjunto de la población, particularmente a la vulnerable economía nacional.
¿Qué viene después de los bloqueos y de un modelo que está haciendo aguas por todo lado? Cristóbal Roda, un peso pesado del empresariado cruceño, presidente del Grupo sucroalcoholero Aguaí, le dijo al destacado periodista Tuffí Aré, el lunes 5 de febrero, que este año será difícil porque se caracterizará por alta inflación y bajo crecimiento, lo que en economía se conoce como estanflación.
De ser así —no habría por qué pensar que lo de Roda es alarmista—, queda claro que haber estrangulado a la economía nacional con más de dos semanas de bloqueos en la principal ruta del país y una deliberada inacción gubernamental, aparecerán a corto y mediano plazo como el acelerador de la crisis, aquella que no quiere ser reconocida por el Gobierno de Arce pero está retratada por la calificadoras como Fitch Ratings, esta vez con forma de estanflación
En el duelo político-electoral entre Morales y Arce, el actual presidente aparentemente sale del conflicto menos golpeado que su enemigo interno, el caudillo del evismo, a quien se señala como principal responsable de los bloqueos y sus consecuencias, pese a que Morales reitera cuando puede que no los convocó, pero que fueron una verdadera rebelión indígena campesina. Cualquier encuesta que le tome el pulso a la gente, con seguridad apuntará a Morales como el gran causante de los bloqueos.
De todas maneras, quedó confirmada la influencia de Morales sobre los cocaleros del trópico cochabambino —es su dirigente máximo desde hace más de tres décadas—, pero también es evidente que ha perdido control de los sectores campesinos, sobre todo del occidente, que desafiaron su instrucción de levantar los bloqueos el viernes 2 de febrero y los mantuvieron hasta el martes 6 en la ruta que une Cochabamba con el occidente boliviano.
Por si fuera poco, Morales ha sido vetado para participar en el Carnaval de Oruro con un argumento de carácter simbólico que pesa en esa región: siendo orureño de origen, le produjo un daño económico incalculable con los bloqueos carreteros, especialmente con el instalado en el municipio de Caracollo. Morales es ahora persona non grata para sus coterráneos.
En el caso de Arce —si bien puede aparecer menos desportillado por el conflicto y maniobrar para dejar sin mella a los magistrados prorrogados, sus nuevos aliados políticos en el ejercicio del poder—, estaría “jugando con fuego”, como advierte la prestigiosa periodista Amalia Pando en el streaming “Último Momento”, porque no hay que descartar que puede utilizar al Tribunal Constitucional de facto para prorrogarse en la presidencia del país.
Pando lanza la advertencia pensando en que el hastío silencioso de la población puede transformarse en una ruidosa y activa rebelión popular, tal como ocurrió en más de una ocasión en la historia democrática del país. Si no lo creen, pregunten a Gonzalo Sánchez de Lozada y a Evo Morales qué se siente cuando los errores y los caprichos políticos despiertan al león dormido.
Arce también termina el conflicto de los 16 días con un punto en contra que pasó rápidamente de los análisis de los especialistas a la boca de la gente: Arce le tiene miedo a Morales y por esto no tuvo el coraje de desbloquear las carreteras en los primeros días de la medida, cuando aún no habían dinamitado los cerros para cubrir los caminos de rocas y cuando los bloqueos pasaron de 5 a 36 en la columna vertebral del país en términos viales.
De menor calado, pero duelo al fin, la conducción del sector campesino afín a Morales terminó bicéfala, con dos cabezas. Compartieron la organización y la implementación de los bloqueos y los ataques al arcismo, pero en medio de la movilización tuvieron lecturas políticas diferentes y acciones políticas opuestas sobre cómo sostener los bloqueos y en qué momento liberar la ruta troncal de Bolivia.
Ponciano Santos, secretario ejecutivo de la Confederación de Campesinos del evismo, y Humberto Claros, uno de los vicepresidentes de esa organización sindical, disputan ahora el liderazgo del sector que decidió jugarse por Morales, a quien paradójicamente le disgustan los líderes autónomos, los librepensantes, los que buscan el mismo objetivo, pero con movidas tácticas no siempre ceñidas a la línea maestra de las movilizaciones.
Creo que el caudillo bendecirá políticamente a Santos y tratará de congelar a Claros, el rebelde interno que parece tener mayor formación política que el ahijado del Morales. Dicho de otra forma, Claros habrá ganado en cancha al secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) evista, pero perderá en mesa con mantel azul.
En el terreno de las oposiciones, los actores colectivos e individuales actuaron de diferente manera. Si bien Comunidad Ciudadana y Creemos empezaron juntos el diálogo parlamentario para viabilizar las elecciones judiciales, terminaron en aceras opuestas.
La bancada naranja impulsó la cesación de funciones de los prorrogados a través de la aprobación del proyecto de Ley 075 a cambio de aprobar créditos internacionales que le den el respiro financiero al Gobierno para encaminar proyectos de inversión pública y contar con los dólares necesarios para la importación de combustibles.
El cuestionamiento de Creemos, al abandonar la mesa de conversaciones, es que el arcismo se burlará de los acuerdos políticos y cuando tenga aprobados la Ley de Elecciones Judiciales y los préstamos internacionales, echará por tierra la cesación de funciones de los magistrados prorrogados. En cambio, CC considera que se puede condicionar la aprobación de los créditos urgidos por el Gobierno a que la suspensión de los plazos procesales y la cesación de funciones sean leyes casi al mismo tiempo.
Doce parlamentarios de CC expresaron en un comunicado sus sospechas en torno a la supuesta voluntad política del arcismo y rechazaron hacerle el juego, acercándose más a la posición de Creemos de Luis Fernando Camacho, pero sin plantear una acción directa contra los magistrados prorrogados. El resultado final de este duelo político podrá ser evaluado cuando se verifique si el arcismo da paso a la aprobación de los proyectos de ley 073 y 075 o prefiere entregarse de lleno al carnaval.