El 6 de febrero reciente, Vladimir Putin recibió al periodista Tucker Carlson en el Kremlin. Se ha dicho que el reportero fue blando con el líder ruso y que le regaló una conversación alfombrada. Difícil que eso no sucediera, dado el contexto, sin embargo, hubo contrapunteo y buena información.
Putin ha enviado su mensaje a Occidente: negociemos. Les pide a sus enemigos que sean realistas, simplemente no podrán derrotar a Rusia en el campo de batalla, acéptenlo. Y entonces hace un anuncio espectacular: la ocupación actual es reversible. Con ello da a entender que puede haber concesiones de su parte.
Si bien Putin vuelve a repetir aquello de que Ucrania es un “estado artificial”, al final acepta que la voluntad ucraniana de separarse de Rusia debe ser admitida.
Cuando Carlson le dice “paranoico” (no fue blando), Putin se molesta, pero luego sonríe y hasta suspira fingiéndose incomprendido. Luego hace un largo recuento histórico de las malas relaciones entre Ucrania y Rusia. El repaso denota algo de resignación. Dice que mientras Rusia aceptó el colapso de la Unión Soviética, consintió los bombardeos sobre Belgrado, admitió la invasión a Irak y Afganistán, Occidente no cesó de ensanchar la membresía de la OTAN. Putin siente que esa relación fue siempre desfavorable para Moscú y que había llegado el momento de poner equilibrio.
En la conversación de dos horas, Putin revela el contenido de sus conversaciones con los presidentes de los Estados Unidos. En todas ellas, el líder ruso habría sido comprensivo y aquiescente, mientras la Casa Blanca se habría portado arrogante. En el recuento, Putin no disimula su enojo con Polonia y Georgia, países a los que responsabiliza de la ola anti rusa en la zona de conflicto (el Cáucaso).
Una revelación de yapa: en marzo de 2022, cuando las delegaciones de Rusia y Ucrania se juntaron en Turquía, Putin habría estado dispuesto a firmar la paz haciendo concesiones. El responsable de que la guerra haya proseguido, dice Putin, habría sido en entonces primer ministro británico Boris Johnson.
¿Arrojará frutos la extensa entrevista? Estaremos atentos.