La Alcaldía de Cochabamba informó ayer que, en tanto se avanza con la firma del contrato para el tratamiento y disposición final de los residuos sólidos urbanos con la Asociación Accidental CIMA, que ganó la adjudicación, el relleno sanitario de K’ara K’ara seguirá en operaciones.
Este proyecto de concesión se desarrollará en dos componentes principales: la reconformación y cierre técnico en el sitio de K’ara K’ara, y la instalación de nuevas tecnologías para el tratamiento y aprovechamiento de residuos.
Las tareas previstas para el componente 1, según el documento base de contratación (DBC) publicado en el Sicoes, incluyen la reconformación de celdas para garantizar la estabilidad de los taludes, la implementación de sistemas de drenaje de lixiviados y la creación de infraestructura para el tratamiento de residuos orgánicos.
El componente 2 incluye la implementación de una o varias plantas de separación o clasificación de residuos, la cual deberá estar operativa en un plazo máximo de 210 días desde la orden de inicio.
El contrato debía suscribirse el 20 de septiembre, sin embargo, el director de Prensa de la Alcaldía, Juan José Ayaviri, explicó que la empresa solicitó una ampliación para la presentación de las boletas de garantía, hasta el 6 de septiembre, postergando la firma del contrato hasta el 27 de este mes, según la Resolución de Ampliación de Plazo 03/2024-07.
“Este problema (de la basura) se va a resolver poco a poco, con plazos y tareas que se van a cumplir; la intención es que ya no haya botaderos”, sostuvo.
Después de casi 35 años, una Miss Bolivia volvió a hacer historia en el certamen de belleza de Miss Universo 2024 al quedar en el top 12 de las más bellas del mundo con su representante, Juliana Barrientos Gaidrikh, una mujer que se proyecta como una líder del mañana.
“El horror, el horror”, susurra moribundo el coronel Kurtz con la mirada detenida en algún punto de la jungla. En su rostro, entre el sudor y la sangre, los labios se mueven apenas y los ojos parpadean lentos, agonizantes. El escenario se tiñe con la luz de la luna, el sacrificio de la vaca, los tambores rituales, el zumbido de las moscas.
“El horror, el horror”, susurra moribundo el coronel Kurtz con la mirada detenida en algún punto de la jungla. En su rostro, entre el sudor y la sangre, los labios se mueven apenas y los ojos parpadean lentos, agonizantes. El escenario se tiñe con la luz de la luna, el sacrificio de la vaca, los tambores rituales, el zumbido de las moscas.
RUDDY ORELLANA V.
La política populista es el arte de poner a buen recaudo lo que le corresponde por derecho al ciudadano, una vez en el poder, esos derechos son suministrados a cuenta gotas, entonces el gobierno se convierte en proveedor y buen tipo que ‘soluciona’, sistemáticamente, las necesidades sociales de acuerdo al temple y decisiones que le plazcan tomar al mandamás.
La política populista es el arte de poner a buen recaudo lo que le corresponde por derecho al ciudadano, una vez en el poder, esos derechos son suministrados a cuenta gotas, entonces el gobierno se convierte en proveedor y buen tipo que ‘soluciona’, sistemáticamente, las necesidades sociales de acuerdo al temple y decisiones que le plazcan tomar al mandamás.
Eso de que Bolivia es un país mendigo sentado en un trono de oro hace referencia a la paradoja de la abundancia: los países ricos en recursos naturales, que incluso pueden tener importantes ingresos financieros, no han logrado establecer las bases para su desarrollo y siguen siendo pobres.
Pareciera que el hecho de poseer cuantiosos recursos naturales es una maldición que condena al país a la pobreza.
Eso de que Bolivia es un país mendigo sentado en un trono de oro hace referencia a la paradoja de la abundancia: los países ricos en recursos naturales, que incluso pueden tener importantes ingresos financieros, no han logrado establecer las bases para su desarrollo y siguen siendo pobres.
Pareciera que el hecho de poseer cuantiosos recursos naturales es una maldición que condena al país a la pobreza.
EDWIN CACHO HERRERA SALINAS
La riada del 19 de febrero de 2002 puso al descubierto cuán vulnerable era La Paz ante la naturaleza. Una inédita y feroz granizada, seguida de una torrencial lluvia, dejó alrededor de 60 muertos y una ciudad colapsada. Era, además, el corolario de años de descuido y de poner el maquillaje por delante de las prioridades.
La riada del 19 de febrero de 2002 puso al descubierto cuán vulnerable era La Paz ante la naturaleza. Una inédita y feroz granizada, seguida de una torrencial lluvia, dejó alrededor de 60 muertos y una ciudad colapsada. Era, además, el corolario de años de descuido y de poner el maquillaje por delante de las prioridades.