Manfred Reyes Villa no quiere ser relacionado con los políticos de oposición como Carlos Mesa, Jorge Tuto Quiroga o Samuel Doria Medina, pero tampoco pretende ser ligado con el "arcismo". Ha decidido abrirse camino de forma separada y buscar el apoyo con una estrategia distinta.
Si bien comenzó diciendo que no tiene nada contra los políticos tradicionales, luego vaticinó que será blanco de una guerra sucia con miras a los comicios de 2025. "Yo voy a ser objeto de guerra sucia. Todos contra Manfred. Esta megacoalición que se ha formado en Santa Cruz, la gente del MAS... Todos contra Manfred".
De esa forma, Reyes Villa descartó ser el candidato "camuflado" del presidente Luis Arce o tejer algún tipo de alianza futura con el masismo. "¿Cómo podría ser aliado de un Gobierno que tanto daño me ha hecho? El actual Presidente y el expresidente (Evo Morales) son masistas. He tenido que estar 11 años fuera de Bolivia ¿Cómo podría yo ser parte de ellos? ¿Por qué me dicen aliado de Arce? Porque yo digo que se aprueben los créditos".
En el universo del fútbol, pocas cosas sorprenden más que la pasión de una hinchada. En Bolivia, esa pasión parece impermeable incluso tras la derrota 6-0 ante Argentina, el campeón del mundo, al menos por ahora. Mientras en gran parte del mundo las burlas se multiplican y se habla de un “golpe de realidad” para la Verde, en Bolivia increíblemente el ánimo sigue en alto.
HUMBERTO VACAFLOR GANAM
En solamente tres días, el ejército boliviano cumplió la orden del presidente Luis Arce de militarizar todas las fronteras, unos 7.000 kilómetros, para evitar la salida de alimentos.
Ya quisiera Vladímir Putin tener un ejército con tan rápidos reflejos para desplazarse, aunque en su caso sería para frenar a los atrevidos ucranios que han invadido territorio ruso.
En solamente tres días, el ejército boliviano cumplió la orden del presidente Luis Arce de militarizar todas las fronteras, unos 7.000 kilómetros, para evitar la salida de alimentos.
Ya quisiera Vladímir Putin tener un ejército con tan rápidos reflejos para desplazarse, aunque en su caso sería para frenar a los atrevidos ucranios que han invadido territorio ruso.
Según el presidente Luis Arce el desastre de la política energética del MAS se debe a “que no se cuidó la nacionalización”. De hecho, el presidente criticó los gobiernos que lo precedieron (omitiendo que él fue el “super ministro” del área económica), los cuales se dedicaron a monetizar las reservas de gas que heredaron de los gobiernos liberales, descuidando la exploración y la transición energética.
Según el presidente Luis Arce el desastre de la política energética del MAS se debe a “que no se cuidó la nacionalización”. De hecho, el presidente criticó los gobiernos que lo precedieron (omitiendo que él fue el “super ministro” del área económica), los cuales se dedicaron a monetizar las reservas de gas que heredaron de los gobiernos liberales, descuidando la exploración y la transición energética.
“¿Qué es Bolivia?”, preguntaron al libertador de cinco naciones Simón Bolívar. El caraqueño respondió: “Un amor desenfrenado por la libertad”. Cierta o imaginada la anécdota, es, en todo caso, la mejor descripción de esta patria. Sin embargo, le faltó la frase complementaria: “jamás logrará consolidar ese amor”.
“¿Qué es Bolivia?”, preguntaron al libertador de cinco naciones Simón Bolívar. El caraqueño respondió: “Un amor desenfrenado por la libertad”. Cierta o imaginada la anécdota, es, en todo caso, la mejor descripción de esta patria. Sin embargo, le faltó la frase complementaria: “jamás logrará consolidar ese amor”.
IGNACIO VERA DE RADA
Bolivia, en un impulso sentimental, vive narrándose a ella misma el relato de que es una democracia, tal vez porque quiere autoconvencerse de que efectivamente la es y no quiere admitir una realidad distinta (y dolorosa): la de que no la es. Me acuerdo que en el colegio —sin despertarnos la reflexión crítica de la historia ni enseñarnos lo que significa un sistema democrático en la actualidad— nos decían que el 10 de octubre de 1982 Bolivia había retornado a la democracia.
Bolivia, en un impulso sentimental, vive narrándose a ella misma el relato de que es una democracia, tal vez porque quiere autoconvencerse de que efectivamente la es y no quiere admitir una realidad distinta (y dolorosa): la de que no la es. Me acuerdo que en el colegio —sin despertarnos la reflexión crítica de la historia ni enseñarnos lo que significa un sistema democrático en la actualidad— nos decían que el 10 de octubre de 1982 Bolivia había retornado a la democracia.