Una nueva exhibición de fe ante cualquier campeón del mundo que se le pusiese enfrente. España se levantó del empate de Inglaterra, de la lesión de su líder, Rodri, y volvió a tocar la gloria 12 años después con el gol soñado de Mikel Oyarzabal, para ser la única selección que conquista cuatro ediciones de la Eurocopa.
España ya había ganado antes de la final. Volver a enganchar al país a su selección. Ponerse la camiseta con el mismo orgullo con el que se presumía en la mayor etapa de gloria entre 2008 y 2012.
Parecía inalcanzable pero la conquista de la Liga de Naciones engrandecida por la Eurocopa, sitúa a la nueva generación en otro camino de gloria impensable en la travesía de once años que separó puntos de éxito.
Por resultados, nadie podrá juzgar a Gareth Southgate, de nuevo finalista de Eurocopa. De haber ganado nadie recordaría su apuesta futbolística, ya que planteó un partido largo y acabó perdiendo se segunda final consecutiva.
Nadie antes que España protagonizó un camino a la gloria de similar magnitud. Derrotando a cada campeón del mundo desde un absoluto convencimiento en su fútbol.
Ante Inglaterra fue un examen a la paciencia para no perder su orden y a la adaptación a su capacidad de amoldarse a distintos registros.
La final no fue vistosa durante los primeros 45 minutos porque Inglaterra lo impidió. Sin balones a Kane que cuando la enganchó se encontró con un muro llamado Rodri. Un sobreesfuerzo para evitar el gol que le costó la final.
España cayó en una posesión improductiva porque nunca pudo correr. Cuando lo intentó se estrelló con un repliegue que anuló cualquier intento.
Se presentaba el más difícil todavía para De la Fuente, ganar la final sin el futbolista que ejerce el liderazgo. Zubimendi aceptó el reto de suplir a Rodri y exhibió personalidad. En lugar de temer, España dio el paso que demandaba el duelo gracias a sus dos grandes sensaciones. Yamal apareció entre líneas, encontró a Nico, Walker llegó tarde, y, de primeras, con un preciso zurdazo de un jugador diestro al que cambió la vida Ernesto Valverde haciéndole jugar a pierna cambiada, sumaba su nombre a la prestigiosa lista de goleadores españoles en finales de Eurocopa.
Los dos “culpables” del cambio de estilo que apadrina De la Fuente explotaban su electricidad. Como ocurrió ante Francia, en tres minutos pudo tumbar a su rival. Yamal, máximo asistente del torneo con cuatro asistencias ya con 17 años recién cumplidos, soltó la cadena, Nico encontró a Olmo que perdonó cruzando en exceso su disparo con todo para marcar. Era la sentencia.
El escenario ya había cambiado para Inglaterra. No le serviría lo mostrado hasta entonces, obligada a proponer.
El movimiento de Southgate surtió efecto cuando no atendió a los galones para retirar del campo a Kane por Watkins.
El desenlace estaría a la altura del torneo de España. Castigada desde un error, por el atrevimiento de Cucurella tras una acción primera de remate de Oyarzabal, que había dado el relevo a Morata. El espacio a su espalda provocó un empate de la manera que nunca lo debió conceder. Sorprendida en transición cuando Jude cedió de espaldas a portería a la llegada de Palmer que la colocó donde no podía llegar Unai Simón.
Restaban 17 minutos y arrancaba una nueva final con la amenaza de la prórroga que a ninguno interesaba. De nuevo se levantó España de un golpe como cada vez que lo recibió en el torneo. Había perdonado Yamal otra clara por asegurar el disparo y toparse con Pickford cuando el fútbol y la fe ciega de De la Fuente en Oyarzabal encontró el premio. Cucurella se desquitó de su error atacando su banda y a su centro tenso apareció con todo Oyarzabal para abrazar la gloria.
En esta ocasión no hubo milagro inglés. España ya era campeona de Europa. La cuarta Eurocopa, la primera de una generación que también ha superado retos inimaginables.