El exmandatario brasileño Jair Bolsonaro tenía “pleno conocimiento” de un plan elaborado por militares golpistas para asesinar, por envenenamiento, al entonces presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, tras las elecciones de 2022, según un informe policial desclasificado ayer.
El magnicidio, previsto para ejecutarse antes de la investidura de Lula, el 1 de enero de 2023, también tenía por objetivo matar al vicepresidente electo, Geraldo Alckmin, y al juez de la Corte Suprema, Alexandre de Moraes, en la época del jefe del Tribunal Superior Electoral y ahora relator de esta causa.
“Las evidencias recogidas indican que Jair Bolsonaro tenía pleno conocimiento del plan operacional (“Puñal Verde y Amarillo”), así como de las acciones clandestinas practicadas bajo el apodo ‘Copa 2022’”, recoge el informe de la Policía Federal sobre la tentativa del golpe de Estado contra Lula, desclasificado por la Suprema.
Las autoridades brasileñas se basan en “los registros de entrada y salida de visitantes al Palacio de la Alvorada”, residencia oficial de la Presidencia, en “el contenido de diálogos entre interlocutores del núcleo próximo” del líder ultraderechista y en el “análisis de fechas y reuniones” celebradas durante esa época.
Por todo ello, sospechan que Bolsonaro era consciente del plan en curso supuestamente elaborado por el general de la reserva Mario Fernandes, que entonces ejercía como secretario ejecutivo de la Secretaría General de la Presidencia brasileña.