Terminada la recolección de datos, el Censo 2024 inicia hoy su etapa poscensal: captura digital de la información de las boletas, su centralización en un solo punto y el armado de la base de datos que permitirá presentar los resultados.
“Los resultados de población, según normativa vigente, deben ser aplicados en septiembre de este año (es decir que estarán listos hasta fin de agosto). La base de datos final, con todas las variables, según señaló el INE (Instituto Nacional de Estadística), estará lista en marzo del siguiente año, aproximadamente”, informaba el domingo el Ministro de Planificación del Desarrollo.
Para algunos departamentos, esa aplicación a la que alude el Ministro se traduce en el aumento o disminución de los recursos financieros que recibirán y del número de diputados que les corresponden.
Eso, porque ambos aspectos: fondos de la coparticipación tributaria y representación en la Cámara Baja están, de acuerdo con la normativa, determinados en función del número de habitantes de cada departamento.
Es en esa perspectiva que muchos municipios se empeñaron, con diversos grados de coerción, en hacer que sus emigrantes retornen allí para ser censados.
¿En qué magnitud afectará eso a la correspondencia real de los resultados del Censo con el número efectivo de habitantes de cada municipio y departamento? Es imposible calcularlo, pero es posible estimar que su impacto no tendrá relevancia a escala departamental.
Dicho de otra manera, la información registrada en las boletas censales y transferida al banco de datos estadístico del INE es la base inmodificable sobre la que se ejecutarán las modificaciones mencionadas.
Ésa es una realidad que no podrá ser alterada por movilización alguna y que tendría que ser aceptada por todos pues corresponde a la realidad del país: hay departamentos, y municipios, que reciben la migración de otros que se van despoblando.
Los resultados de un censo sirven para definir las políticas estatales más adecuadas para el desarrollo del país y también las inversiones privadas que redundarán en el crecimiento del sector empresarial, ambos factores tendrían que traducirse en el beneficio de todos los bolivianos.
Pero eso es secundario cuando se trata de interés político-partidarios, o de líderes sectoriales que apuntan a ganar relevancia en la perspectiva de una eventual candidatura.
Conseguir que esos propósitos no prosperen y que los cambios inevitables consecuentes con los resultados del Censo se apliquen de manera correcta dependerá de las acciones que deben emprender las instancias estatales correspondientes.