Dentro de un mes y cinco días, más de 23 mil millones de dólares pertenecientes a 1.200.000 aportantes del país y que se hallaban depositadas en las AFP pasarán a ser administrados por la Gestora Pública de la Seguridad Social de Largo Plazo, entidad estatal que gasta el 20 por ciento de sus ingresos en sueldos y cuyo gerente no sólo tiene poca o nula experiencia en el manejo de pensiones, sino que además gana la friolera de 35 mil bolivianos mes (oficialmente, mucho más que el Presidente del Estado).
Estos datos han sido relievados los últimos días por los economistas que alertan del peligro inminente que se viene al confiar tal cantidad de dinero (la mitad del PIB de Bolivia) nada menos que a una oficina del Estado, conocido por ser un mal administrador, una versión que poco pudo desmentirse en la gestión actual. Sólo hay que ver la productividad de las empresas públicas creadas en su gestión.
El miedo por la suerte de los recursos de los jubilados y rentistas crece aún más cuando se tiene presente que el Gobierno ya no tiene otras fuentes de financiamiento, con el gas que se va agotando (caída de 35 por ciento con relación a 2014), las reservas internacionales netas (RIN) en declive (3.500 millones de dólares) y la deuda pública en su máxima expresión (46 por ciento del PIB).
El Gobierno ha garantizado la seguridad de estos recursos aludiendo al artículo 65 de la Ley de Pensiones, que los ve como “patrimonios autónomos”, que tienen finalidades específicas, “por lo que no pueden tener un destino diferente al establecido por ley, es decir, usarse para inversiones en el mercado de valores y generar pensiones. Cualquier otro destino es penado por la norma”, según aclaró la institución en un comunicado.
Y si bien el Gobierno garantiza estos “candados” legales, economistas como Gonzalo Chávez, alertan que también existen “ganzúas”, que hacen temer que los recursos sean utilizados con otros fines.
Las últimas noticias indican que 15 sectores organizan marchas y otras movilizaciones (sin mucha fuerza, eso sí) contra la consolidación del proceso y los economistas mencionan posibilidades que no se reducen a la elección maniquea entre gestora pública y administradora privada, sino que plantean fórmulas en que pueden combinarse ambas posibilidades.
Sin embargo, después de un lento proceso de 12 años y cuando sólo falta un mes y cinco días, cualquier protesta o fórmula imaginativa parece ser ya algo tardía, un coletazo al proyecto que el Gobierno termina por consolidar.
La suerte parece estar echada. ¿Será que en el último mes cambia en algo la situación y los futuros jubilados y pensionistas tengamos otra alternativa aparte de pedir a Dios por un uso transparente de estos recursos?
Más de 7.334.000 bolivianos estamos habilitados para votar hoy en las terceras elecciones judiciales de nuestra historia. Son comicios en los que, como lo admite el presidente del Órgano Electoral Plurinacional, “a los ciudadanos y ciudadanas, no les gusta este sistema de elección de jueces”.
Ese disgusto permite pensar que, igual que en 2011 y 2017, una mayoría de los sufragios —más del 50%— no serán válidos.
Hace 200 años y cuatro días tuvo lugar la batalla que definió la liberación de las colonias españolas y cuyas características e impacto tendrían que inspirar en los bolivianos el espíritu de la celebración que merece el bicentenario de nuestra independencia.
Hace casi un año, Bolivia comenzaba a vivir por esta misma época los primeros desastres provocados por las lluvias; ahora, nuevamente, se tienen señales de alerta por los desbordes que comenzaron en Tarija, Luribay y Trinidad y se extendieron a Colcapirhua, Santa Cruz y el trópico de Cochabamba.
¿Usted sabía que el 40 por ciento de la superficie total de Bolivia, de una extensión de 1.089.581 km2, es montañosa y que más de la mitad de población vive en estos lugares? De ahí que esa sea una de las razones para conservar a estos gigantes de piedra.
Con la caída del régimen de Bashar al-Assad se abre una nueva etapa en Siria, en Medio Oriente. Será que en esta nueva página de la historia de este país azotado por más de 50 años por los conflictos: ¿Hay una oportunidad para la paz? Las primeras señales indican que sí, pero será el tiempo el que defina si este anhelo de miles de sirios se hace realidad.
En los últimos días, las redes sociales creadas para apoyar a controlar los incendios se llenaron de mensajes, pero no de alertas del fuego arrasando parques, bosques, reservas y serranías; sino, de felicitaciones por su entrega y dedicación con motivo del Día Internacional del Voluntariado.
Y, es que en estos casos decir gracias, no es suficiente frente al gran trabajo que realizan.
El Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Europea (UE) han cerrado el viernes sus negociaciones para la firma de un acuerdo de asociación que apunta a “crear un mercado de 700 millones de personas”.
Se trata de un logro significativo que evidencia la madurez alcanzada por el Mercosur y perfila ventajosas oportunidades económicas y comerciales para los 32 países —27 europeos y cinco sudamericanos— que involucra la asociación de ambos bloques.
Hace prácticamente 100 años, el 19 de enero de 1925, durante el gobierno de Bautista Saavedra, se promulgó la Ley de Imprenta. Desde entonces, con la excepción de los períodos durante los que nuestro país fue sometido a las dictaduras militares, sus 71 artículos han sido la principal salvaguardia de la libertad de expresión e información.
La manera cómo se ha llegado a identificar las razones y el origen del alza en los precios de venta al detalle de un producto alimenticio de consumo masivo y cotidiano debiera servir de precedente para encarar fenómenos similares que afectan a la población en general, distorsionan la dinámica del mercado y amenazan con perjudicar a la economía nacional.
La intensidad, duración y consecuencias de las lluvias en cinco departamentos del país —a sólo cinco semanas de iniciarse su temporada— perfilan una situación crítica que, como muestra la experiencia de años pasados, va empeorarse.
Como es natural, las instancias estatales correspondientes se activan para asistir a los damnificados en tareas que deberán extenderse por varias semanas después de los desastres.