Mientras los pobladores y bomberos celebraban la lluvia que cayó en la población cruceña de San Javier, el pasado fin de semana, la cual contribuyó a sofocar el incendio que arrasó con cientos de hectáreas durante varios días, ayer los habitantes de la comunidad de San Lorenzo Nuevo derramaban lágrimas de dolor al tener que abandonar sus viviendas, ya que el fuego se descontroló y avanzó sin piedad nuevamente.
Al menos tres casas quedaron quemadas y, hasta el mediodía de ayer, 33 personas fueron trasladadas a una escuela habilitada como albergue en Roboré. Sin embargo, por la tarde continuaron las evacuaciones en medio del desconsuelo de los afectados.
La tragedia ha dejado a la comunidad en una situación de emergencia, ya que el fuego no solo destruyó casas, sino también los depósitos de agua de consumo humano.
Se pudo observar de forma dramática cómo el fuego consumió todo a su paso en el Parque Otuquis, municipio de Puerto Suárez. Algunos animales, que buscaban huir de las llamas, terminaron carbonizados, mientras que otros fueron atropellados en la carretera. En redes sociales se difundieron fotos de reptiles, un ciervo y cuatro cabezas de ganado que fueron alcanzados por el fuego.
El panorama no es alentador, considerando el informe diario del viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, sobre los incendios forestales.
Este reporte indica que en el país hay nueve activos, de los cuales ocho están en Santa Cruz y uno en Beni.
Ante esta situación, el presidente Luis Arce informó que, hasta el momento, el Comando Conjunto de Respuesta ante Eventos Adversos ha sofocado 32 incendios en todo el territorio nacional, movilizando a más de 1.790 bomberos forestales y 62 unidades militares.
“Con los cuatro helicópteros equipados con Bambi Bucket, dos carros de bomberos y cuatro drones que hemos desplegado, ya se han efectuado 158 descargas de agua y 54 operaciones de mitigación y reconocimiento”, escribió el mandatario en su cuenta de X.
A esto se suma un monto de 40 millones de bolivianos para intervenir en los desastres naturales que el fuego deja a su paso. Además, se capacita a más de 7.000 bomberos forestales con un alto nivel de preparación.
En 2023, según el informe oficial del Gobierno, Bolivia ha perdido 3,3 millones de hectáreas de zonas boscosas, matorrales y pastizales, y se estima que, hasta la fecha, la pérdida se aproxima al medio millón de hectáreas.
Esperemos que los esfuerzos se unan para controlar el fuego y evitar que más personas, animales y flora sean afectados. Sabemos que recuperarse de una afectación de esta magnitud tomará años y las consecuencias para nuestro medioambiente serán cada vez más dramáticas.