Jueves 16 de febrero de 2012, fiesta de Comadres en el Estado Plurinacional de Bolivia. En la plaza Murillo, el expresidente Morales y su gabinete ministerial realzan con su presencia la ch’alla de las oficinas de Palacio de Gobierno. Estrellas del acto: Evo Morales y la ministra de Transparencia y Lucha contra la Corrupción, Nardy Suxo, que entonaron coplas diversas.
Como se sabe, las coplas carnavaleras son picarescas, pero, en tiempos como los que ya se vivían en 2012, de un Estado Plurinacional autoproclamado como el instrumento para acabar con el racismo, la discriminación, el machismo y el patriarcalismo, la violencia contra la mujer y un largo etcétera, las tales coplas resultaban inaceptables: subidas de tono, machistas y violentas contra las mujeres, aunque nadie dijo chus ni mus al respecto.
“Esta Nardi Suxo bien bonita es, esta Nardi Suxo bien bonita es; Lo malo que tiene bien viejita es, lo malo que tiene bien viejita es” decía una de las más suaves, pero no por ello menos denigrante a la dignidad y a la edad de la entonces ministra.
“Llora pues Nardita, llora pues nomás; llora pues Nardita, llora pues nomás; te daré de yapa, un polvito más, te daré de yapa, un polvito más”, era otra copla que, por su carácter craso, no merece mayor comentario.
Generalizando la referencia a las ministras, otra copla cantada entusiastamente por Morales, decía: “Este presidente, de buen corazón; este presidente, de buen corazón; a todas las ministras les quita el calzón, a todas las ministras les quita el calzón”. Indignante.
¿Alguien recuerda si las feministas azules o lxs funcionarixs del Estado Plurinacional de Bolivia encargadxs de la despatriarcalización y de construir un país con igualdad de oportunidades, sin discriminación y sin violencia hacia las mujeres, hayan dicho algo respecto de esta evidente afrenta de la que fueron víctimas? Nadie podría recordarlo, porque nadie dijo absolutamente nada. Claro, era el “líder espiritual de los indígenas del mundo” el que se daba ese gustito. Era el predestinado, el tipo de sujeto que nace cada 500 años, el que, inspirado, cantaba esas coplas para solaz esparcimiento de sus ministros y, ¡cómo no! del pueblo boliviano.
Pero, como todo cambia, llegamos al carnaval de 2024, es el violento ministro de Obras Públicas, el que no tolera que alguien pueda ejercer su derecho a la protesta, pretende mostrarse en su faceta de supuesto músico y compositor.
Desde luego, a las coplas “montañescas” no les falta el carácter violento y agresivo de su autor e intérprete:
“El Evo Morales hizo un gran pacto, con su gran cuatacho el facho Camacho”.
O esta otra, en la que hace referencia al equipo de fútbol que presidía Morales, que tristemente perdió la categoría:
“Estos palmaflores son puro pinochos, mienten siempre mienten, ni ellos se la creen”.
Pero, la copla que más debe doler al expresidente fugado es la que dice:
“Llorando te fuiste, parador volviste, llamando traidores a renovadores. En esa pandilla toditos son ex, el ex gran jefazo y sus amarrahuatos”.
Cada día queda más claro que los masistas no le perdonan a Morales su fuga de 2019, cuando los dejó abandonados y los mandó al matadero sin ninguna consideración, para inventar luego el cuento del “golpe” o la “ruptura del orden constitucional” como la llamó uno de sus adláteres. Ya no hay más eso de “el hermano Evo está siguiendo los pasos de Jesús”, como lo dijo uno de sus llunk’us el año 2018.
Morales ahora es visto como lo que siempre fue: un mortal como cualquier otro, con algunas cualidades y muchos defectos; mentiroso e impostor, como muchos masistas.
Entretanto, al país le duele que los “hermanos” azules se estén despellejando por el poder y las pegas, mientras nos vamos a la mercury.
Por eso mismo, sigue el proceso de cambio de las coplas. Ahora cantamos esta:
“Hermanos masistas, ya no arruinen tanto; hermanos masistas, ya no arruinen tanto. Bolivia se muere, y ustedes peleando; Bolivia se muere, y ustedes peleando”.
“No se crean eternos, todo mal se acaba; no se crean eternos, todo mal se acaba. Ya serán juzgados, por tanta evada; ya serán juzgados por tanta evada”.
¡Salud, que viva el Carnaval!