El fútbol profesional boliviano volverá a vivir un torneo maratónico, para poder finalizar el Campeonato Clausura antes de las fiestas de fin de año. Entrenadores y jugadores mostraron su desacuerdo con la propuesta de jugar cada 48 horas, como sucedió en 2019 y 2020.
El torneo profesional se interrumpió cinco veces durante la presente temporada. Se registraron cinco recesos por Fechas FIFA, dos en el primer semestre por los partidos amistosos y tres en el segundo semestre por las eliminatorias al Mundial 2026, sumado al mes de parate por la Copa América.
Todas estas pausas generaron que el Campeonato Clausura ingrese a su recta final con 79 partidos pendientes, que deberán jugarse en menos de mes.
Desde el pasado viernes, el Clausura ingresó a su último parate por las eliminatorias, tras la fecha 21, dejando 9 jornadas por disputarse, es decir, deben disputarse 72 partidos para su conclusión.
A estos se suman los cuatro cotejos de la jornada 17, que fueron postergados para darle mayor tiempo de trabajo a la Verde y otros tres más que fueron suspendidos por los conflictos sociales, es decir, que faltarían 79 cotejos.
El partido GV San José vs. Aurora, postergado por los bloqueos, fue reprogramado en primera instancia para el sábado 9 de noviembre, en pleno receso por las eliminatorias; sin embargo, el sábado pasado la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) informó que fue suspendido sin fecha porque el Equipo del Pueblo tiene convocados a Luis René Barbosa y Carlos Sejas, y GV San José a su golero Rodrigo Banegas.
Con ese panorama tal parece que la propuesta de la Comisión de Competiciones de la FBF, de jugar durante el receso no será viable. La idea de la FBF era que estos siete partidos postergados se jueguen durante el receso, con la finalidad de que al retorno del campeonato, posiblemente el 20 de noviembre, todos los equipos tengan la misma cantidad de cotejos pendientes.
Esta propuesta, sin embargo, tiene un inconveniente, ya que jugarlos durante el receso implicaría que los clubes que cedieron a sus jugadores a la selección nacional no los tendrán, y precisamente por esa razón es que no se jugaron en la fecha que estaban programados.
En el caso hipotético que clubes como Bolívar y Always Ready acepten jugar sin sus convocados, cinco cada uno, y el torneo se nivele durante el parate, el Clausura deberá acomodar 72 duelos en cuatro semanas. Es decir que tendría ocho ventanas para programar nueve fechas, para que la final y los descensos/ascensos se jueguen antes de Navidad.
El miembro de la Comisión de Competiciones, Manuel Grass, explicó a los medios que se tendrá que jugar cada 48 horas para concluir el campeonato, el próximo 16 de diciembre.
“El director de competiciones ya realizó todos los cálculos, todos los equipos van a jugar cada 48 horas para poder cumplir con las 30 fechas”, dijo Grass.
Entre tanto, el director de la Comisión de Competiciones, Klaus Von Landwüst, fue un poco más cauto en cuanto a la posibilidad de tener una recta final maratónica del Clausura, pero señaló que los “clubes jugarán bastante seguido, y para ello debemos equiparar los descansos y las horas entre partidos, cosa que sea equitativo para todos y no se sientan afectados por una situación desfavorable”.
Ante esta posibilidad de jugar cada 48 horas, las reacciones no se dejaron esperar. Los principales actores no están de acuerdo.
“Todo parece indicar que el torneo acabará el 20 o 22 de diciembre. En nuestro caso nos parece inhumano jugar 12 partidos cada 48 horas, eso va en contra del juego, del fair play, de la integridad de los futbolistas. Hay cosas que evaluar, jugar 12 partidos en un mes es criminal, no sé si vamos a poder aguantarlo”, dijo Ismael Rescalvo, estratega de The Strongest.
“No es normal que los torneos se jueguen así. Veremos cuando salga el nuevo fixture de las últimas fechas, para ver qué descansos nos darán, esperemos que podamos jugar por lo menos después de días”, dijo el director técnico de Aurora, Sergio Órteman.
En Bolivia, como en otros países de fuerte tradición católica, la doble identidad que con los años ha ido adquiriendo la fiesta de Todos los Santos o Halloween, según la versión con la que uno se sienta más identificado o menos indiferente, llega acompañada de una polémica sobre la que vale la pena reflexionar.
MARCELO GONZALES YAKSIC
Detrás de los bloqueos que han afectado la vida cotidiana de los bolivianos late una lucha subterránea por evitar la posible extradición de Evo Morales a Estados Unidos bajo acusaciones de narcotráfico. Las tensiones se han agudizado en un conflicto donde los intereses políticos y las estrategias judiciales se entrelazan, llevando al cocalero a recurrir a sus seguidores para frenar un proceso que podría exponer los oscuros vínculos con el narcotráfico que muchos intuyen.
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En esa repugnante querella por la candidatura y el control de la sigla, que no tuvo salida por las vías democráticas, y por ello trasladado a las calles, todo indica que la guerra al interior del Movimiento Al Socialismo (MAS) está ingresando a la última batalla.
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GONZALO MENDIETA ROMERO
Por nuestra tormentosa historia, nuestros abuelos repetían que “en todas partes se cuecen habas (un refrán castellano clásico), pero en Bolivia solo se cuecen habas”. De una manera resignada y, a la vez, pícara y campesina, transmitían así que en todo el globo se presentan líos políticos intrincados y extravagancias en la vida pública, pero solo en Bolivia son la regla, o eso creemos.
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En el vasto cielo del mundo la industria aeronáutica moviliza carga por miles de toneladas en tiempo récord y millones de pasajeros, quienes ya saben que la forma más segura y rápida es por medio de la aviación que los lleva de un continente a otro en horas, lo que antes tomaba meses y costos altos.
Hoy tres gigantes empresas se disputan el liderazgo mundial en la fabricación de aeronaves de pasajeros y aviones de carga y de combate. Estos son:
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