La Feria de Alasitas de Urkupiña se inaugura oficialmente el sábado 24 de agosto, pero desde ayer domingo, 2.500 comerciantes —según una de sus dirigentes— están ya ofreciendo billetes de bolivianos,dólares y euros, casas, edificios, ropa, verduras,frutas y abarrotes, herraduras y cuchillos de media docena de tamaños distintos, títulos profesionales, y de propiedad, licencias de conducir, memorandos de “nombramiento con ítem”, certificados casi de todo —incluso de antecedentes penales—,pero node defunción, y un sinnúmero de objetos, todos en escala reducida, que corresponden a los deseos de realización de decenas de miles de personas que pasarán por los puestos de ventas de miniaturas instalados detrás de la iglesia de San Ildefonso, sede de la imagen de la Virgen de Urkupiña.
En medio del humo de palosanto, mirra e incienso con el que los comerciantes cargan de buena energía lo que venden, y el amable bullicio de quienes ofrecen “licencias de conducir a un pesito”, “dólar de oro” o “herraduras y cuchillo para labuena suerte y detener la envidia”, familias enteras y otros grupos se desplazan sin prisa buscando lo que van a comprar.
En una esquina, un matrimonio completa sus compras —que incluyen una granja avícola—, y escuchan concentrados las palabras del vendedor: “que sea en buena hora, buena suerte, Virgen milagrosa, dale santa bendición, salud, trabajo, negocio, suerte, solvencia económica…”.
Luego, como todos los creyentes, pasarán por la iglesia y terminarán frente a su ingreso principal donde, desde una especie de garita elevada, un laico esparce agua bendita sobre las miniaturas y quienes las compraron para asegurarse prosperidad, con la bendición de la Virgen.
La Feria de Alasitas de Urkupiña estará abierta hasta el último día de agosto.