El anuncio de la cancelación del esperado concierto de Luis Miguel en Bolivia ha desatado una ola de descontento, provocando preocupación sobre la capacidad del país para albergar espectáculos de renombre internacional. El Gobierno señaló que el evento se canceló debido a amenazas de bloqueos por parte de políticos opositores, lo que podría haber impedido el traslado del equipo necesario desde Chile hasta la ciudad de Santa Cruz, donde se realizaría el show.
El viceministro de Defensa del Consumidor, Jorge Silva, enfatizó en una conferencia de prensa que las amenazas de bloqueos generaron una incertidumbre que llevó a los organizadores a tomar la difícil decisión de cancelar el concierto. “No habría la seguridad en el país para que transiten los 36 camiones que trasladan el equipo de sonido”, explicó Silva.
Esta cancelación se suma a una serie de eventos suspendidos en Bolivia en los últimos años, lo que plantea serias interrogantes sobre la viabilidad de llevar a cabo espectáculos internacionales en el país. La suspensión del concierto de Luis Miguel se une a otras cancelaciones notables, como las del reguetonero Don Omar, Christian Nodal y la argentina Flor Bertotti.
Fernando Daza, organizador del Llajta Rock, señala que “hacer shows internacionales es un desafío enorme”, destacando la complejidad logística y los numerosos riesgos involucrados. Enfatizó en la importancia de garantizar no sólo la óptima realización del espectáculo, sino también la seguridad tanto del artista como de su equipo, así como evitar que los contratiempos afecten el resto de la gira. Sin embargo, Bolivia ha sido afectada recurrentemente por cancelaciones debido a diversos motivos, y en la actualidad, con bloqueos de caminos prolongados, escasez de dólares y problemas sociales, se ha convertido en un destino poco seguro para grandes artistas.
En el caso del concierto de Luis Miguel, indica Daza, el transporte de una gran cantidad de equipos necesarios para el montaje del espectáculo, con la posterior necesidad de desmontarlos para continuar la gira, se ve seriamente comprometido por los bloqueos y la escasez de combustible. Esta situación no sólo impacta en la seguridad y puntualidad del evento, sino que también tiene repercusiones económicas significativas.
“Lastimosamente, esto afecta a todo el sector de entretenimiento y producción de eventos musicales”, lamentó Daza. La falta de confianza del público para comprar entradas con anticipación ha generado una crisis de liquidez para muchos productores, quienes enfrentan mayores riesgos financieros y pérdidas considerables ante la incertidumbre sobre la realización de los eventos.
Por su parte, Javier Pavisic, de Sich Producciones, compartió la inquietud sobre el impacto de esta cancelación en la credibilidad del sector de entretenimiento boliviano. “Bolivia se ve muy afectada en todo sentido, en el sentido de nosotros productores, en la credibilidad del producto que traigamos, en la confianza que tiene la gente para pedir una entrada con tiempo”, señaló.
Pavisic enfatizó la importancia de encontrar una solución rápida y efectiva para mitigar el impacto negativo en la confianza del público. Mencionó la necesidad de considerar opciones como la devolución de entradas o el cambio de espectáculo para tranquilizar a los asistentes afectados. Además, destacó el compromiso de Sich Producciones con la realización exitosa de eventos, como el show reprogramado de Pandora y Flans, asegurando que se cumplirá con los compromisos adquiridos.
“Como productores, podemos afirmar que cumplimos y tenemos la confianza de nuestros clientes”, afirmó Pavisic, respaldando la larga trayectoria de Sich Producciones en la industria del entretenimiento. Destacó la garantía que ofrecen, respaldada por más de 30 años de experiencia y la realización de más de 200 espectáculos exitosos.
La cancelación del concierto de Luis Miguel no sólo afecta a los fans que esperaban ansiosamente el espectáculo, sino también a la industria del entretenimiento en Bolivia. La falta de seguridad para la realización de eventos internacionales podría disuadir a futuros artistas de programar presentaciones en el país, lo que tendría un impacto económico significativo en la industria del entretenimiento y el turismo.
En medio de este escenario, Pavissic y Daza concuerdan en que se requieren medidas concretas para abordar las preocupaciones de seguridad y logística que enfrentan los organizadores de eventos en Bolivia. Es necesario restaurar la confianza tanto de los espectadores como de los artistas internacionales para revitalizar la industria del entretenimiento en el país.