En Bolivia, desde 2023, una sola entidad está a cargo del sistema de fondos de pensiones. Los reglamentos se han mantenido, sin embargo, en muchas ocasiones existen reclamos por los montos de las rentas u observaciones por otros aspectos relacionados a la jubilación.
En las últimas semanas, el motivo de reclamo ha sido la propuesta de modificaciones a la Ley de Pensiones. El conflicto se da por la edad de jubilación que en este caso está siendo considerada como “forzosa” entre los sectores que realizan sus aportes y son parte de la población económicamente activa.
Pese a esta situación, vale la pena observar qué sucede en los países vecinos, cuál es su legislación y el beneficio para los jubilados, entre otros aspectos.
De acuerdo al ránking del Índice Global de Jubilación sobre los diez mejores lugares para jubilar, cinco se encuentran en América Latina: Costa Rica, México, Panamá, Ecuador y Colombia son el refugio ideal para personas de distintas partes del mundo con ingresos medios o altos. Pero, ¿cómo es la situación de los jubilados latinoamericanos en sus países?
En primer lugar, hay que tener en cuenta diversos factores que determinan el desempeño o el monto de las pensiones en un país. “Las pensiones en América Latina, al igual que en una mayoría de los países del mundo, tienen componentes, por un lado, contributivos, que están ligados a la trayectoria de empleo, donde influye la formalidad y el nivel de los salarios; y por otro lado, están los programas de asistencia de ingresos a las personas mayores”, explica Fabio Bertranou, director de la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el Cono Sur de América Latina, citado por el portal DW.
Dos sistemas de pensiones
En Latinoamèrica existen dos sistemas de pensiones: el de reparto y capitalización colectiva; y el de capitalización individual.
De cualquier manera, ambos sistemas están ligados directamente a una historia de desarrollo de las instituciones de seguridad social, al nivel de desarrollo de los países y también al desempeño de sus políticas económicas, laborales y sociales.
Si bien en los países del cono sur existe una menor incidencia de la pobreza por la alta cobertura de los sistemas de pensiones, hay aspectos que aún faltan fortalecer como la inflación que enfrenta Argentina, la sostenibilidad a mediano plazo en el caso de Uruguay y la mejora de las prestaciones contributivas en Chile.
Pese a ello, Bertranou destaca que los países del Cono Sur están mejor posicionados, mientras que los países andinos están en una situación intermedia.
En Bolivia
A partir de diciembre de 2010, está vigente el Sistema Integral de Pensiones (SIP) que está conformado por los regímenes denominados: Contributivo, Semicontributivo, y No Contributivo. Estos regímenes están claramente compartimentados: cada uno tiene un modelo matemático financiero-actuarial independiente y diferente al de los demás y, por consiguiente, se financian de forma distinta y otorgan prestaciones diferentes; aunque, sin embargo de esta compartimentación, al momento de efectivizar y cuantificar una prestación solidaria, el Régimen Semicontributivo se encuentra vinculado al Régimen Contributivo.
En términos financiero-actuariales, ambos fondos componen lo que se conoce como Régimen de Capitalización Individual. Cuando el asegurado todavía es un trabajador activo, sus aportes se acumulan en su cuenta individual del Fondo de Ahorro Previsional; el valor de sus aportes crece gracias a la capitalización de intereses, llegando a conformar así un capital acumulado. Cuando el asegurado deja de ser activo, es decir, se jubila, el capital acumulado es transferido al Fondo de Vejez, transacción por la que el asegurado recibe una cierta cantidad de Unidades de Vejez, cuyo valor es variable y cuya sumatoria conforma el monto de pensión de vejez.
En todo este proceso, la rentabilidad que reciben los fondos es sustancial. A mayor rentabilidad se logra un mayor capital acumulado, se obtienen más Unidades de Vejez, el valor de las mismas se mantiene o sube y se obtiene un mayor monto de pensión, o viceversa.
El Fondo Solidario, administrado dentro del Régimen Semicontributivo, tiene por objetivo sumar una cantidad de dinero (denominada fracción solidaria) a las prestaciones de vejez y/o sobrevivencia otorgadas en el Régimen de Capitalización Individual, en función de parámetros de solidaridad previamente establecidos y otras condiciones que debe cumplir el afiliado. Para alcanzar su objetivo, el Fondo recibe los aportes de todos los afiliados activos y, con esos recursos, realiza inversiones, si corresponde, pero, sobre todo paga la fracción solidaria a una parte de los afiliados pasivos (jubilados). Los aportes realizados al Fondo Solidario, a diferencia de lo que acontece en el Fondo de Ahorro Previsional, no se contabilizan ni acumulan en una cuenta personal, sino en una cuenta o fondo común; subyace aquí, el régimen financiero-actuarial de Reparto Parcial con Capitalización Parcial, pero, con la particularidad de que el aporte de todos los afiliados activos beneficia solo a una parte de los afiliados pasivos, no a todos; por ello lo de reparto parcial.
El Fondo de la Renta Universal de Vejez, administrado dentro del Régimen No Contributivo, tiene por objetivo pagar la Renta Dignidad a todos los bolivianos mayores de 60 años que residan en el país. En la actualidad, se financia con una parte del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y con las utilidades de las empresas públicas capitalizadas. Su solvencia y equilibrio se alcanzan de forma similar a un régimen de reparto con capitalización parcial. Ahora, como no hay aportes de los asegurados, en los hechos, es un mecanismo de redistribución de riqueza en favor de uno de los sectores más vulnerables de la sociedad.
En Perú
Con la intención de asegurar la estabilidad financiera de sus ciudadanos, Perú emprendió un ambicioso viaje de transformación: la reforma de su sistema de pensiones. Esta iniciativa está siendo ejecutada este año y no solo aborda desafíos estructurales, sino que también apunta a redefinir la manera en que los peruanos conciben y planifican su retiro, prometiendo un futuro más sólido y seguro.
La edad legal está fijada en 65 años. Sin embargo, la legislación social permite acceder a la jubilación antes de alcanzar esta edad, a los 50 años, siempre que se cumplan ciertos requisitos y se asuman las condiciones.
El sistema de pensiones enfrenta desafíos fundamentales, desde una baja cobertura hasta la coexistencia de dos sistemas diferentes: el Sistema Nacional de Pensiones (SNP) y el Sistema Privado de Pensiones (SPP). La informalidad laboral también genera una brecha significativa en la efectividad del sistema, con un 53,9% de la Población Económicamente Activa (PEA), según datos de Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), y apenas el 30% de estos ciudadanos que están contribuyendo efectivamente para su futura pensión, mientras que el 57% de los mayores de 65 años no dispone de esta asignación, según, Alex Contreras, ministro de Economía y Finanzas.
El Nuevo Sistema Previsional Peruano pretende establecer una pensión mínima de 600 soles, tanto para los afiliados al sistema público (ONP) como los del privado (AFP).
En Chile
En 1980 se instauró un modelo llamado “Sistema de AFP” o “Sistema de capitalización individual”, manteniendo algunos afiliados en el antiguo sistema. Estableciendo un mecanismo de financiamiento de carácter individual, a partir de los ahorro que cada trabajador realiza durante su vida laboral, con el objeto de costear su pensión.
Desde el año 2008, 450.000 hombres y 750.000 mujeres son beneficiarios del Sistema de Pensiones Solidarias incorporando, entre otras medidas, un Pilar Solidario con financiamiento Estatal, como complemento al sistema de capitalización individual. Tendientes a devolver al Estado su rol de garante de la Seguridad Social.
El sistema previsional ha sido impactado por una serie de transformaciones sociales en las últimas décadas; cambios en el mercado de trabajo como la flexibilidad laboral, mayores expectativas de vida de la población, incorporación masiva de la mujer al mundo laboral, etc., que requerirían adaptar el sistema de protección social a las nuevas necesidades surgidas.
En Argentina
Dentro del sistema previsional argentino conviven varios esquemas de jubilaciones y pensiones. Según señaló Julián Folgar, economista y analista de investigación del Banco Mundial, “el sistema público de reparto está muy fragmentado, con muchos subsistemas dentro”.
Por un lado se encuentra el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), que cubre a la mayoría de los trabajadores registrados y es administrado por la ANSES. Pero también existen sistemas provinciales, que nuclean a empleados públicos de las provincias y los municipios; esquemas previsionales con normativa propia, como el del personal de las fuerzas armadas y de seguridad; y cajas profesionales, como la de los abogados o los médicos.
Si bien originalmente cada provincia administró su propio sistema, algunas de esas cajas actualmente están bajo control del Gobierno nacional. Rafael Rofman, especialista en temas previsionales, indicó que “en la década del 90 hubo convenios por los cuales 10 provincias transfirieron el régimen provincial al nacional”, dado que mantenían un fuerte déficit en sus cuentas.
El panorama es disperso, por lo que el principal desafío de los gobiernos es construir políticas de consenso, sostenibles y legitimadas desde el punto de vista social.
“Aquí es muy importante desarrollar mecanismos de diálogo social y político que permitan mirar el mediano y largo plazo”, subraya Bertranou.
Chile, el mejorposicionado
Chile, el mejor posicionadoEn otro reciente ránking internacional elaborado por el Índice Global de Jubilación, que analizó en 44 países criterios como salud, finanzas, calidad de vida y bienestar material, Chile es el país latinoamericano mejor situado en el puesto 35. Le sigue México en el puesto 40, Colombia en el 41 y Brasil en el 43.
El promedio para jubilarse
El promedio de edad en la que los latinoamericanos pueden pasar al retiro es de 65 años, pero en algunos sistemas de jubilación va desde los 55 hasta 70 años.
Según el Índice Global de Jubilación, en Uruguay, el monto de la pensión mínima mensual por jubilación es de aproximadamente 394 dólares, en Colombia 252 dólares, en Brasil 250 dólares y en Chile 220 dólares. En Argentina, los jubilados perciben entre 192 y 274 dólares, en México 194 dólares y en Perú 134 dólares. Una de las pensiones más bajas de la región la tiene Venezuela, con 26 dólares.