Los hechos del 26 de junio continúan dejando dudas, debates, especulaciones, hipótesis, relatos fantásticos y un sinfín de elucubraciones que han causado controversia no sólo a nivel interno, sino también en la comunidad internacional: desde Estados Unidos, que “toma nota de las declaraciones de Evo Morales (que pone en duda que haya sido un golpe de Estado), hasta Argentina, que ha provocado que se convoque a consultas a su Embajador.
De cualquier manera, poco a poco van aflorando algunas revelaciones, con las detenciones de implicados y sus declaraciones.
Las investigaciones preliminares permitieron establecer que Juan José Zúñiga tenía preparado su discurso al asumir el mando del Estado, se había propuesto formar un gabinete ministerial, en el que figuraban algunos oficiales militares jubilados y que pretendía convocar a elecciones nacionales en un plazo de tres meses.
Incluso, se conoce que durante algún tiempo se impartió instrucción a los conductores de tanquetas y carros de asalto sobre manejo de estas unidades motorizadas en áreas urbanas.
Da la impresión de que se preparaba una incursión militar en territorio enemigo y de las declaraciones de los propios involucrados se desprende que Zúñiga ordenó disparar contra la multitud desarmada reunida en inmediaciones de la plaza Murillo aquella tarde de invierno.
Esa orden no fue acatada por el oficial a quien, aparentemente, el golpista llevó con engaños al centro del poder político, pues, según ese testimonio, el subordinado creyó que llevó a sus tropas para hacer un ejercicio castrense.
Pretender que alguien, en su sano juicio, arriesgaría su futuro, el de su familia y el de sus camaradas en un sainete es cuando menos insultar la inteligencia de las personas que acceden al mensaje que ensayó Zúñiga al ser aprehendido.
Es necesario que se aclare si esa movilización castrense tenía, como se mencionó en las declaraciones, apoyo externo y hasta qué punto. Cuando el 10 de octubre de 1982 se posesionó a Hernán Siles Zuazo como presidente y a Jaime Paz Zamora como vicepresidente, comenzó el proceso de la construcción de la democracia que tuvo luces y sombras, como todo proceso de creación humana; sin embargo, nunca debe perderse de vista que ésta es la mejor manera que se ha desarrollado a lo largo de la historia y que ningún “salvador de la patria” pudo superar jamás.
Es necesario esclarecer todos los detalles de ese hecho, que pudo haber causado muerte y dolor, que, en última instancia, son el principal, cuando no único, legado de todos los golpes de Estado. Por ahora queda seguir insistiendo con las investigaciones y llegar al fondo.