Los industriales calculan que el país pierde más de 50 millones de dólares diarios con los bloqueos que constantemente se instalan en las carreteras del territorio nacional, y que ellos, como sector empresarial, participan de la afectación con 10 millones de dólares.
Estas cifras vuelven a flote, ahora que comunarios de Caracollo han instalado bloqueos en tres puntos de la zona y que han perjudicado durante toda la semana el tráfico regular entre La Paz, Oruro y Cochabamba. Tres departamentos perjudicados por una demanda bastante puntual y que, de repente, pudo resolverse con anticipación sin necesidad de llegar a estos extremos.
Justamente hablando de Caracollo, los industriales calculan que sólo con este bloqueo pierden 2 millones de dólares diarios.
Hasta el Gobierno repudia estos acontecimientos, pues sólo por los retenes que dejan de cobrar, se han perdido cerca de 800 mil bolivianos.
Por si fuera poco, el Ministerio de Obras Públicas ha recibido denuncias de que los bloqueadores están cobrando hasta 100 bolivianos por vehículo para permitirles el paso. Los demás, se aventuran a buscar rutas alternativas, más peligrosas y tortuosas y que prolongan aún más el viaje, o simplemente se quedan estacionados a un costado de la carretera a la espera de que se logren acuerdos y se levante finalmente la barricada.
La Gobernación de Oruro ofreció 100 millones de bolivianos para iniciar la construcción del tramo carretero Caracollo-Cañohuma (principal demanda de la medida de protesta) y el Gobierno nacional pidió a los movilizados levantar el bloqueo que ya ha ocasionado millonarias pérdidas. Los comunarios no aceptan la propuesta de que la carretera se ejecute por tramos. Quieren todo o nada.
Una vez más, nos encontramos con una situación en la que las posiciones radicales se imponen a la propuesta de un diálogo racional en el que las partes tengan que ganar algo, pero también ceder algo, lo que una vez más también prueba nuestra poca predisposición al diálogo y la escasa capacidad de negociación.
Esta situación se repite constantemente en otras versiones de bloqueo en el país, sólo cambian los protagonistas, pero los hechos parecen el argumento de una película conocida, en la que los que siempre pierden son los empresarios perjudicados con el tránsito de su mercadería y la población perjudicada en sus viajes.
Como dato final, recordamos que aún está pendiente la propuesta de una normativa que prevé sanciones para quienes utilicen los bloqueos como medida de presión. La población tiene derecho al libre tránsito, y nuestros drechos terminan donde empiezan los de los demás.