Una vez descartadas las primarias, el único filtro que queda para eliminar a la horda de precandidatos inconsecuentes es la primera vuelta. Varias declaraciones de Manfred Reyes Villa dejan pensar que este es su escenario favorito.
Sin embargo, cualquier opositor tendrá que enfrentar tres difíciles obstáculos. Los he descrito en media docena de artículos:
1) Si el voto opositor se divide, tiene asegurada su derrota; 2) si la oposición no conquista el voto de la clase media emergente, su derrota será segura; 3) si no se documenta el fraude electoral, de nada le valdrá ganar la elección.
Respecto al primero (división del voto opositor), Manfred apuesta a que la votación popular le permitirá ganar en la primera vuelta y, si eso no sucede, pasar a la segunda vuelta y ganar la elección. Descarta la unidad que proponen varios precandidatos.
Veamos lo que arriesga si pierde esta primera apuesta.
Bastará con que cualquier opositor divida el voto en la primera vuelta, tal como lo hizo Luis Fernando Camacho el 2020, y que un MAS reunificado lleve un mejor candidato que Arce o Morales para que se repita la penosa derrota de la oposición en la primera vuelta.
En caso de que eso suceda, hay un riesgo de que los precandidatos que promovieron un frente único culpen a Manfred de haber garantizado el triunfo del candidato masista.
Manfred está tomando una serie de medidas para reducir ese riesgo.
Cuando le preguntaron si será el candidato, contestó: “No he decidido ninguna candidatura, pero no está demás tener una sigla a nivel nacional, ingresar a todo lo que significa el proceso electoral con todas las condiciones legales que se requieren”.
Hace poco, se conoció que la agrupación ciudadana de origen cruceño Autonomía Para Bolivia (APB) solicitó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) convertirse en un partido político a nivel nacional con el rótulo “APB Súmate”. La agrupación Súmate es con la que Manfred ganó la Alcaldía de Cochabamba.
La conformación real del país aconseja un binomio que combine oriente con occidente. El que logre esa fórmula pasará a segunda vuelta y ganará la elección (si es que es limpia).
Después de haber sido duramente criticado por el precandidato cruceño Vicente Cuéllar, Manfred lo invitó a la Feria de Cochabamba. Cuéllar apareció en la foto junto a Manfred. Sin duda, hay varios prestigiosos orientales que pueden aceptar una invitación de Manfred.
Cuando los conocidos precandidatos opositores lo invitaron a firmar una declaración en contra de los abusos de Nicolás Maduro, Manfred se negó a hacerlo. Dijo que había condenado por separado esos abusos y que no quería aparecer firmando nada junto a los de siempre. Aprovechó la oportunidad para diferenciarse de ellos.
Otra prueba de su audacia política es que juntó docenas de asambleístas disidentes de los diferentes partidos opositores para configurar una bancada propia sin tener un solo representante electo en las cámaras.
Los furibundos ataques que le llovieron no hicieron otra cosa que promover su imagen. Sus adversarios no se dan cuenta de que están gastando su mejor munición mucho antes del inicio de la contienda de 2025.
No reconocen que Manfred está agudizando la división del MAS. Denuncia las intervenciones más desaforadas de Evo Morales. Arriesga a que lo acusen de ser un títere del Gobierno. Tiene tiempo de sobra para equilibrar sus ataques si su rival en las elecciones es Arce Catacora.
Su rechazo a escoger al precandidato más fuerte de oposición y formar un frente común opositor puede dificultar su gobierno en caso de que sea elegido Presidente. En ese caso, tendría que enfrentar no solamente un MAS aguerrido, sino también unos rivales escaldados.
Pasando al segundo obstáculo (cortejar el voto de las clases populares), el alcalde Reyes Villa ha entregado obras muy bien recibidas en los barrios populares, justamente donde el MAS tiene gran apoyo, donde muchos masistas están desilusionados con sus errores y donde la gente que votó por el MAS sufre en sus bolsillos debido al fracaso de su modelo económico.
Manfred ha superado de lejos este obstáculo. Ha aplicado al pie de la letra el dicho “obras son amores y no buenas razones”.
Ningún otro candidato le habla a la clase media emergente y al masista de base con el contundente lenguaje de las obras.
Tampoco ha descuidado la entrega de obras en los barrios acomodados.
A pesar de recibir esas obras, las clases pudientes de Cochabamba se sienten traicionadas. Lo culpan de hacer tratos con el Gobierno para evitar que lo metan a la cárcel. Saben que el MAS lo tiene acosado desde hace décadas con docenas de juicios inventados.
Exigen desde la comodidad de sus hogares que denuncie los abusos y errores del Gobierno por más que eso le cueste la cárcel. No se dan cuenta de que la primera condición para hacer política es la supervivencia. Se contentan con exigirle denuncias altisonantes e inútiles.
No entienden que lo que se necesita para derrotar al MAS es un candidato con garra, capaz de sobrevivir a los ataques más bajos durante la campaña electoral y capaz de defenderse en caso de llegar a la Presidencia.
El camino de la victoria pasa por armar una amplia coalición plebeyo-señorial. Manfred es el único que ha entendido el segundo obstáculo y lo ha resuelto con honores.
Respecto al tercer obstáculo (probable fraude electoral), las encuestas muestran que la valoración de Arce Catacora y Evo Morales está por los suelos. La única forma en que un masista puede ganar en 2025 es con un fraude corregido, aumentado y mejor disimulado que el de 2019.
Los vocales del organismo electoral acaban de dar una sorprendente señal de imparcialidad e independencia. Se pusieron de acuerdo en reunir a los principales candidatos junto a los representantes de los poderes del Estado.
El primer éxito de esa cumbre fue la eliminación de las primarias cerradas.
Queda por verse si el resto de la agenda aprobada en esa reunión se cumplirá o quedará en palabras al viento.
¿Limpiarán el padrón electoral? ¿Repondrán el conteo rápido de votos? ¿Redistribuirán escaños según los resultados del último censo? ¿Evitarán la sobrerrepresentación de los votantes del MAS?
¿Asegurarán la integridad e imparcialidad de los procesos electorales? ¿Ejercerán sus atribuciones de manera independiente? ¿Evitarán la intromisión de otro Órgano del Estado?
Si cumplen esta agenda será difícil que el Gobierno los parcialice a su favor. De momento, no parecen estar concentrados en agilizar estos temas.
Uno se postuló a un cargo judicial. Dos declaran en nombre de todos. Justo antes de la cumbre, corrieron rumores de que su Presidente presentaría su renuncia. Después de la cumbre, este mismo Presidente declaró que no se podrá hacer una revisión a fondo del padrón electoral.
El Gobierno puede aprovechar estas divisiones para parcializar al órgano electoral a favor de su candidato. El mal ejemplo de Nicolás Maduro puede convertir el fraude electoral boliviano en un obstáculo insuperable para todos los candidatos de oposición.
Hasta el momento no hay en Bolivia una María Corina Machado capaz de unir a la oposición, de generar un plan para documentar el fraude y de exponer ese fraude ante el mundo.
El campo está abierto para que un precandidato organice la recolección de actas de docenas de miles de mesas, las haga fotografiar y las haga enviar desde celulares hasta un centro independiente de cómputo, tal como sucedió en Venezuela.
Manfred todavía no se ha pronunciado sobre este obstáculo. No dado señales de que le conviene aprovechar esta iniciativa. Tal vez piensa que es mejor no atacar al árbitro y dejar que éste piense que lo supone imparcial.
Si no sortea este tercer obstáculo, perderá la Presidencia aunque la haya ganado de lejos.