En un tiempo en que las amenazas contra la naturaleza se han incrementado, la labor de los guardaparques es fundamental para conservar los 22 parques nacionales que existen en Bolivia y cuyas fauna y flora sitúan al país entre uno de los más de mayor biodiversidad del mundo.
De ahí que el reconocimiento a este oficio cobre cada vez mayor relevancia. Cada 8 de noviembre se recuerda en nuestro país el Día Nacional del Guardaparque Boliviano, para realzar el trabajo indispensable que realizan estos custodios de la naturaleza.
Una muestra del gran aporte que realizan estos héroes anónimos está plasmada en el documental Tigre Gente, que reveló el tráfico de partes de jaguar.
La investigación fue importante para hacer pública la existencia de una red de ciudadanos chinos que tenían 185 colmillos de jaguar en su poder en el momento de su detención.
Tal vez nada de eso se hubiese conocido de no ser por un guardaparque del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi, quien investigó y siguió el rastro de los traficantes enfrentando una serie de barreras y peligros. No sólo tuvo que ir detrás de los criminales, sino convencer a la justicia y la policía para que asuman el proceso.
Ese es solo un ejemplo de que conservar las áreas protegidas no es una tarea fácil; más aún, considerando la enorme extensión que se debe atender. El 16,63 por ciento del territorio boliviano está conformado por parques nacionales, como el Sajama, Torotoro, Amboró, Carrasco, Noel Kempff Mercado y la Reserva de la Biósfera Estación Biológica del Beni.
La protección de estos y otros santuarios naturales está a cargo de 295 guardaparques, una cantidad insuficiente para enfrentar las amenazas de los incendios, la caza furtiva, la expansión urbana, la contaminación, la minería ilegal, la deforestación y el narcotráfico.
En Cochabamba, el Parque Nacional Tunari, la mayor reserva de agua de la región metropolitana, sufre constantes atentados ambientales: incendios provocados, tala de árboles, construcciones ilegales. Sin embargo, sólo cuenta con ocho guardaparques para más de 300 mil hectáreas.
El esfuerzo de cada uno de estos funcionarios es inmenso, pero puede quedar sin resultados positivos si no existe empatía por parte de la justicia y de la población sobre la dimensión y trascendencia de su trabajo.
En lo inmediato, los tomadores de decisiones también deben ponerse en su lugar y dotarles del equipamiento y recursos necesario para fortalecer su labor por el medio ambiente.