Sin duda alguna, la ciudad y el departamento de Cochabamba requieren servicios de salud y hospitales que respondan a las diferentes patologías de la población. La Ciudadela de la Salud fue anunciada en junio de 2021 y se construirá en el Distrito 3 del municipio de Cercado, en un terreno de más de 185.805,30 metros cuadrados, donde estaba el hipódromo del Club Hípico Nacional Cochabamba.
El proyecto de la Ciudadela de la Salud contempla la construcción de varios hospitales: (del niño, oncológico, materno infantil, gastroenterológico, de especialidades, de enfermedades infecciosas y tropicales), además de servicios complementarios y generales. Este complejo hospitalario contará con un total de 1.062 camas, de las cuales 912 estarán destinadas a internación, 95 a unidades de terapia intensiva y 55 a unidades de terapia intermedia. El proyecto también incluye 94 consultorios y 38 quirófanos, lo que representa un beneficio significativo para la salud del pueblo cochabambino.
Hacer realidad la Ciudadela de la Salud requerirá una inversión de al menos 600 millones de dólares para una concepción integral y concluirla tomará aproximadamente seis años.
Desde hace varias décadas, cada año durante el otoño y el invierno, una espesa neblina oscura cubre nuestra ciudad y sus alrededores. Este fenómeno se debe a gases contaminantes que no se disipan debido a las características geográficas y la mezcla de aire frío y caliente, a lo que se suman los incendios forestales, chaqueos y la fiesta de San Juan.
Estudios previos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que la ciudad de Cochabamba es una de las cinco ciudades con mayor índice de contaminación atmosférica en Sudamérica. El 85% de la polución se debe al descomunal crecimiento del parque automotor. Los cochabambinos están respirando una mezcla tóxica que incluye monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, ozono, azufre, plomo y otros contaminantes.
Los principales problemas de salud que provoca la contaminación son: afectaciones oculares, alergias, dificultad para respirar, dolores de cabeza, rinitis alérgica, enfermedades pulmonares, cardiovasculares, cáncer de pulmón y muertes prematuras, todas relacionadas con la exposición al aire contaminado.
Otro problema ambiental significativo es el río Rocha, que se ha convertido en una gigantesca alcantarilla a cielo abierto, un gran basurero de la ciudad y de las comunidades que se encuentran en sus márgenes. Llantas viejas, barriles, cadáveres de animales, desechos tóxicos, botellas y bolsas de plástico forman parte del escenario dantesco de una tragedia ecológica cuya pestilente se percibe a cuadras de distancia.
A pesar de las denuncias de periodistas y grupos de defensa del medio ambiente sobre los peligros que este río representa para la salud pública, persiste una preocupante indiferencia comunitaria. Lamentablemente, algunos agricultores utilizan estas aguas contaminadas, que contienen heces fecales y desechos tóxicos provenientes de curtiembres y diversas fábricas, para irrigar sus cultivos de verduras, legumbres y hortalizas. Estos productos, que se venden en los mercados de la ciudad de Cochabamba, están expuestos a contaminantes biológicos y químicos, entre ellos cromo, zinc y plomo, altamente cancerígenos.
Como cualquier ciudadano y médico especializado en salud pública, siento la responsabilidad de expresar mis reflexiones para que nuestras autoridades puedan considerarlas.
El exhipódromo es un espacio ideal para transformarlo en un área verde que ofrezca a la población un lugar con árboles como el jacarandá, el ceibo, el molle, entre otros, así como jardines llenos de flores y césped donde personas de todas las edades puedan pasear y disfrutar de la naturaleza.
El antiguo hospital Viedma cuenta con grandes superficies de terreno que podrían ser utilizadas para construir un hospital que abarque diversas especialidades. Dejo a la imaginación de nuestras autoridades, arquitectos e ingenieros, la reflexión sobre esta propuesta.
Para limpiar el río Rocha es necesario implementar una estrategia de información y educación dirigida a las personas que depositan sus desechos en él. En caso de no cumplir con las normativas, se deben establecer sanciones conforme a las leyes vigentes. Además, se debería movilizar a la población, incluidas las fuerzas armadas, estudiantes universitarios y voluntarios, para limpiar el río.
Sin duda, con estas medidas menos costosas, se reducirán las enfermedades en nuestra población.
El autor es médico especializado en salud pública e investigación y director del Instituto para el Desarrollo Humano - Bolivia