Cuando en años pasados se hablaba de posibles candidatos presidenciales para las elecciones de 2025, desde el oficialismo y la oposición, con la hipocresía a flor de piel, ambos bandos salían a declarar que “no era momento de hablar del tema” y que lo dejaban para 2024.
Los masistas decían que su prioridad era “la gestión de Gobierno”, sin embargo, por debajo arcistas y evistas la tenían claro y preparaban el terreno para sus respectivos líderes.
Y los opositores decían que las candidaturas no les preocupaban, que lo importante era “fiscalizar” al Gobierno. De pronto ahora aparece una decena de aspirantes presidenciales. A pocos días del sexto mes del año oficialistas y opositores ya no pueden disimular su angurria por el poder, unos para mantenerlo y otros para recuperarlo.
La pugna dentro el Movimiento al Socialismo es evidente, los últimos días evistas y arcistas las pulsetas de los últimos días han servido para mostrar fuerza y quien puede ejercer más presión al Tribunal Supremo Electoral.
Contrariamente a las voces que ya le dieron “la extremaunción” a la actividad política de Evo Morales, se avizora una dura batalla por la sigla del MAS y por la candidatura en los próximos meses.
Por su lado, el arcismo tendrá que sortear, en paralelo, a las protestas e interpelaciones de varios sectores sociales y las arremetidas del evismo. Mientras más acorralado este Luis Arce por las movilizaciones, más cosecha para Morales.
Y los opositores aceleran su ritmo electoral y están con el dilema de todas las elecciones: el “candidato único”. Los de Comunidad Ciudadana ya pasaron un papelón la semana pasada por una supuesta reunión entre antimasistas en EEUU para establecer alianzas. Mientras unos la confirmaban, otros la negaban.
Lo menos que se puede decir de los próximos tres meses es que serán determinantes en la definición de candidaturas. Noventa días en las que aflorarán nuevamente las mismas caras, las mismas propuestas. Lamentablemente para ganancia de los que ahora ostentan el poder.