La toma de la plaza Murillo del 26 de junio por un grupo de militares encabezados por el excomandante general del Ejército de Bolivia Juan José Zúñiga retrotrajo a la memoria de los bolivianos la época de la dictadura y los frecuentes y crueles golpes de Estado que sepultaron las libertades y la democracia.
Golpes de Estado
Tras 18 años de dictadura, el 10 de octubre de 1982, Hernán Siles Zuazo era posesionado como presidente constitucional de Bolivia. Esa fecha marca un hito histórico y político en el país, cuyos habitantes fueron víctimas por largos años de las dictaduras militares.
El expresidente Carlos Mesa (2003-2005), en su libro Presidentes de Bolivia, entre urnas y fusiles (2003), dice que se habla de casi 200 golpes de Estado en Bolivia.
La cifra es absolutamente arbitraria, sostiene. Además, dice que no se puede precisar con exactitud el número, ni hay ningún estudio o publicación bien documentada que permita afirmar con tanta soltura la cifra mencionada.
Mesa anota que habría que considerar los golpes que han tenido éxito, los que han fracaso, los que no salen a la luz pública por haber abortado, los que son fraguados para determinados fines de quienes gobiernan. “Habría, por otra parte, que diferenciar con precisión el golpe de Estado o el intento de golpe, del simple levantamiento sectorial o del cuartelazo tan característico del siglo XIX”. (Cap: Golpe de Estado y gobiernos de facto. Pág 92).
En su libro, Carlos Mesa afirma que dada la extrema dificultad para realizar un recuento del total de golpes de Estado en este siglo, y en definitiva, lo irrelevante de su clasificación, considera sólo los golpes de Estado que han tenido éxito y que dieron lugar al advenimiento de nuevos gobiernos.
“De los 74 gobiernos que ha tenido Bolivia 37 (50%) han sido de facto. De esos 37, 21 (29%) se puede tipificar como golpes de Estado en su concepción convencional, o sea el derrocamiento de un presidente casi siempre por una fuerza militar (…) Los 16 gobiernos restantes (29% del total general) tienen características peculiares”.
“En cinco ocasiones se produce una transferencia voluntaria o semivoluntaria del mando (1841,1946, 2 veces en 1981 y 1982), en las que un gobierno de facto entrega el poder a otro gobierno en consecuencia también de facto”.
País con más golpes
Una publicación de la BBC recoge el análisis de Jonathan Powell, experto de la Universidad de Kentucky en inestabilidad política, quien sostiene que Bolivia es el país con más intentos de golpe de Estado en el mundo entre 1950 y el presente.
El historiador boliviano Manuel Contreras, miembro de la Academia Boliviana de la Historia, atribuye ese pasado a factores internos del país, desde la ausencia de una institucionalidad sólida hasta “un Ejército poco profesional que se presta a este tipo de aventuras”.
“Por lo menos en la década del 70 el Ejército era percibido como ente de desarrollo”, afirmó Contreras a BBC Mundo. “Pensaban que tenían un rol que jugar en el desarrollo del país; eso ha cambiado”.
Una democracia frágil
Para el analista político Paul Coca, la democracia boliviana no ha sido consolidada, ni tampoco su institucionalidad pública, aspecto que es elemental a la hora de tener un Estado fuerte.
Se piensa —dice Coca— que democracia solamente es el voto, pero éste sí es un elemento importante para la democracia, pero no el único.
Según el analista, la democracia también implica “respeto a la independencia de los Órganos del Estado, justicia imparcial e independiente, un Tribunal Constitucional que cumpla con la Constitución y la haga respetar”.
Coca detalla que otras características de una democracia no tener perseguidos y presos políticos y asegura “que no existe una democracia plena en el país, sino solamente democracia formal”.
Crueldad de los golpes
Todos los golpes de Estado en Bolivia se caracterizaron por la violencia, muertes, desapariciones y detenciones que trajeron consigo.
Uno de los más crueles, sin duda, fue el de Luis García Meza, el 17 de julio de 1980.
García Meza hizo uso del terrorismo desde el Ministerio del Interior a la cabeza de Luis Arce Gómez. Hubo alrededor de 500 víctimas de sus acciones entre desapariciones forzadas, torturas y persecuciones y alrededor de 4 mil detenidos.
Entre sus víctimas están Marcelo Quiroga Santa Cruz, promotor del juicio de responsabilidades al dictador Hugo Banzer. También se generó la masacre en los centros mineros de Viloco y Caracoles. También se produjo el asesinato de ocho líderes la dirigencia clandestina del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en la Masacre de la calle Harrington (La Paz) el 15 de enero de 1981.