En el marco del presunto caso de trata y tráfico que involucra a Evo Morales, en pasadas horas se confirmó la aprehensión de E.V.M., padre de la víctima y también imputado. Extraoficialmente se conoció que lo trasladaron de Yacuiba a la capital tarijeña para que dé su declaración informativa.
De momento la Fiscalía mantiene la reserva, tanto sobre la orden de captura como de los detalles de la toma del testimonio al aprehendido.
También trascendió que llegaron familiares del hombre a Tarija, pero aún no habrían logrado contactarse con él.
La orden de aprehensión para él, su esposa y Morales se tramitó luego de que este jueves ninguno se presentara ante la comisión de fiscales a cargo del caso. Presuntamente ambos progenitores se beneficiaron económicamente de una relación entre su hija de 15 años y el ex mandatario, producto de lo cual habría nacido una niña en 2016.
En una jornada que muchos veían como un desafío titánico (y quizá hasta el despertar de un sueño), la Selección de Bolivia volvió a sorprender a propios y extraños con una victoria contundente, aunque ajustada, sobre Colombia. El gol que selló el 1-0 (un soberbio trallazo de Miguelito Terceros) no sólo fue un grito de triunfo, sino un símbolo de la transformación que está viviendo el fútbol boliviano en la era de Óscar Villegas.
“¿Qué es Bolivia?”, preguntaron al libertador de cinco naciones Simón Bolívar. El caraqueño respondió: “Un amor desenfrenado por la libertad”. Cierta o imaginada la anécdota, es, en todo caso, la mejor descripción de esta patria. Sin embargo, le faltó la frase complementaria: “jamás logrará consolidar ese amor”.
“¿Qué es Bolivia?”, preguntaron al libertador de cinco naciones Simón Bolívar. El caraqueño respondió: “Un amor desenfrenado por la libertad”. Cierta o imaginada la anécdota, es, en todo caso, la mejor descripción de esta patria. Sin embargo, le faltó la frase complementaria: “jamás logrará consolidar ese amor”.
IGNACIO VERA DE RADA
Bolivia, en un impulso sentimental, vive narrándose a ella misma el relato de que es una democracia, tal vez porque quiere autoconvencerse de que efectivamente la es y no quiere admitir una realidad distinta (y dolorosa): la de que no la es. Me acuerdo que en el colegio —sin despertarnos la reflexión crítica de la historia ni enseñarnos lo que significa un sistema democrático en la actualidad— nos decían que el 10 de octubre de 1982 Bolivia había retornado a la democracia.
Bolivia, en un impulso sentimental, vive narrándose a ella misma el relato de que es una democracia, tal vez porque quiere autoconvencerse de que efectivamente la es y no quiere admitir una realidad distinta (y dolorosa): la de que no la es. Me acuerdo que en el colegio —sin despertarnos la reflexión crítica de la historia ni enseñarnos lo que significa un sistema democrático en la actualidad— nos decían que el 10 de octubre de 1982 Bolivia había retornado a la democracia.
Nadie, en un breve parpadeo de lucidez, podrá negar que, en el disimulo del discurso nuestros actos y conductas incidieron más negativa que positivamente en un ya malogrado medio ambiente, por tal razón, la única jugada —al final del partido— parece ser el cambio de timón de un barco destinado al naufragio.
Nadie, en un breve parpadeo de lucidez, podrá negar que, en el disimulo del discurso nuestros actos y conductas incidieron más negativa que positivamente en un ya malogrado medio ambiente, por tal razón, la única jugada —al final del partido— parece ser el cambio de timón de un barco destinado al naufragio.
GABRIELA CANEDO VÁSQUEZ
En una conferencia, la feminista, política y antropóloga Marcela Lagarde, quien acuñó el término feminicidio para nombrar los asesinatos de las mujeres por su condición de género, sostiene que para terminar con la violencia hacia las mujeres se debe cambiar las estructuras del mundo, esas que forjan los sujetos y objetos de ese mundo. Esas estructuras producen un ordenamiento social desigual, puesto que, en razón de género, los varones quedan en una mejor posición respecto a las mujeres.
En una conferencia, la feminista, política y antropóloga Marcela Lagarde, quien acuñó el término feminicidio para nombrar los asesinatos de las mujeres por su condición de género, sostiene que para terminar con la violencia hacia las mujeres se debe cambiar las estructuras del mundo, esas que forjan los sujetos y objetos de ese mundo. Esas estructuras producen un ordenamiento social desigual, puesto que, en razón de género, los varones quedan en una mejor posición respecto a las mujeres.