“Los discordes en concordia, en paz y amor se juntaron, y pueblo de paz fundaron para perpetua memoria”. Este verso que reza en el escudo de La Paz refleja también la cualidad intrínseca de esta población, que parece haber vivido al calor permanente de los conflictos, desde su misma fundación, tras las peleas protagonizadas entre pizarristas y almagristas, hasta tiempos actuales, día a día.
La que un tiempo fue conocida como Nuestra Señora de La Paz celebra hoy los 215 años de la revolución del 16 de julio, que junto con la de Chuquisaca se presenta ante la historia como uno de los primeros gritos libertarios de América, con la simbólica tea de Murillo, que nadie la apagará.
Ya en la época republicana, con el auge del estaño y la irrupción de nuevas élites, La Paz ganó la pulseta a Sucre, creció económica y políticamente y, aunque oficialmente es sólo “sede de gobierno”, la ciudad es, en los hechos, la capital de Bolivia. Es en esta ciudad donde se asienta el Gobierno y sus dos poderes más importantes (ejecutivo y legislativo); donde reside el Presidente, ministros y principales autoridades y oficinas del Estado; donde confluyen todos los conflictos importantes del país y donde también se los resuelve; donde los discordes llegan a la concordia.
Sin embargo, en el último cuarto del siglo XX, el departamento cedió protagonismo a su émulo de oriente: Santa Cruz. Sin embargo, La Paz aún puede considerarse “la segunda locomotora del país”, como la llaman los empresarios privados de este departamento, quienes destacan todo su potencial con un aporte al país del 28 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
La Paz, además genera 12 mil millones de dólares en bienes y servicios y se proyecta a los 15 mil millones.
La oferta laboral en oficinas estatales ha causado también que La Paz sea el segundo departamento con mayor polo de migración y crecimiento poblacional, al punto de que la urbe que llenó la hoyada dio a luz a una nueva ciudad que ahora le hace la competencia a la madre: El Alto.
Sin embargo, los servicios y oficinas públicas no son, ni de lejos, el único potencial de la región. Pese a la alta concentración poblacional en la sede de Gobierno, La Paz presenta muchas más ofertas de crecimiento y desarrollo, sobre todo en el norte del departamento, donde crece todo el potencial agrícola, ganadero y turístico.
Además, un nuevo atractivo se pinta como promesa de futuro de La Paz. Justamente ayer, el presidente Luis Arce daba la noticia del hallazgo de 1,7 trillones de gas, posible de explotar en unos cuantos años.
Así celebra La Paz su aniversario 215: con una nueva promesa de futuro y con el compromiso de hacer siempre la convergencia de la concordia.