Lo que interesa desde el punto de vista de la sociología o la afectación del fenómeno a la población, a los ciudadanos, a las familias es cuánto influye en la conducta colectiva y cuán profunda es la herida que produce este desorden que se manifiesta, entre otros aspectos, en la desaparición del dólar de la circulación nacional.
Las conjeturas son muchas, la primera: que la movida tiene que ver con la próxima sustitución del “dólar por el yuan” de los EEUU a China comunista, y la creación del nuevo grupo de naciones que muy pronto modificaría el patrón monetario: Brasil, India, Irán y por supuesto China y Rusia,.
Todo ello en el marco de una guerra de agresión que está destruyendo Ucrania, diezmando su población, provocando caos y desesperación entre millones que huyen de su propia patria y tienen que acogerse a la generosidad de patrias ajenas, provocan una migración masiva que genera además conflictos internos, antes de echar mano a los recursos propios para mantener el nuevo estado de situación.
En Bolivia, la crisis se agudiza y enerva la tensión general, el crimen se propaga, la intervención de uno de los más grandes bancos abre interrogantes entre sus usuarios, ¿les serán devueltos sus ahorros?, ¿cuándo? Y si son en dólares, ¿les serán devueltos en bolivianos?, ¿cuál será el tipo de cambio?
Mientras, los cientos de miles de bolivianos que utilizan el dinero como instrumento laboral (comerciantes, contrabandistas, importadores, transportistas) están poco menos que paralizados, no atinan a reaccionar por otro medio que no sea la protesta.
Muchos otros están faltos de todo incluyendo alimentos y lo más necesario del gasto diario, de ahí la desesperación y las colas a la espera del turno asignado para retirar sus aportaciones al ahorro popular.
Las artimañas del banco intervenido para atraer ahorristas tuvieron resultados a la vista exitosos. Lograron captar un ingente capital que hoy está en las arcas bajo el candado de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI).
El Banco Central de Bolivia rechazó al Banco Fassil la solicitud de un crédito de liquidez cuando ya urgido pidió auxilio al ente emisor, que se lo negó debido a que el banco no cumplía los requisitos para ese beneficio.
El resultado es que la situación tocó fondo y la intervención de la ASFI al Banco Fassil tomará aún un tiempo antes de que los numerosos ahorristas de esa entidad financiera consigan disponer del dinero que depositaron, con los consiguientes perjuicios que derivan de esa circunstancia.
El autor es periodista