los incendios de cada año en esta época, crudamente, nos reflejan esa maldad y condición estúpida del hombre. Entre los seres vivos, el hombre, pese a su condición “racional”, es el más necio del planeta.
Esa maldad y estupidez confluyen en el actual gobierno. Nunca en la historia de Bolivia ha existido un régimen, un gobierno y un partido, que, con tanta brutalidad, haya tratado a la naturaleza, a la Madre Tierra. Es una barbarie lo que han hecho con las selvas, los bosques, los ríos y con esa inmensa fauna, entre aves, reptiles y mamíferos.
Son 19 años de barbarie con graves consecuencias, incluso a nivel global. Los impactos ambientales son irreversibles. Con los animales, han perpetrado, si me permiten el término, un siniestro “genocidio”. De la forma más horrorosa y cruel, han provocado la muerte de millones de especies.
Un amigo bombero voluntario, que en 2019 fue a la Chiquitanía a combatir los incendios, profundamente conmovido me relataba el grito ensordecedor de esos animales, cuando con el devastador fuego se acerca la muerte. Después de esa terrible experiencia no pudo conciliar el sueño durante muchos meses. Recordaba esos gritos todas las noches.
¿Como puede ser posible que un régimen que proclama a los cuatro vientos la filosofía del “¿Buen vivir”, sea tan vilmente cruel con la madre tierra? ¿Dónde queda el discurso de una vida en armonía y equilibrio con la naturaleza?
Si bien el discurso del “Buen vivir”, proclama una vida en armonía y equilibrio entre la naturaleza y la comunidad, como gobernantes, han actuado de manera profundamente contraria. Es decir, en contra de estos dos principios fundamentales: armonía y equilibrio. En ese enfoque, el cuidado de los animales es parte integral del cuidado de la naturaleza. La vida de los animales tiene el mismo valor que el de las personas. Todo eso enuncia el “Buen vivir”.
Sin embargo, vean ustedes, pese al discurso de contenido altamente filosófico, lo que han hecho con la naturaleza y todas las formas de vida. Es brutal la hipocresía y la doble moral.
Evo Morales fue el primer presidente indígena en proclamar los Derechos de la Madre Tierra en la Asamblea de las Naciones Unidas, en 2009, donde propuso la “Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra”. Organizó y convocó también a la “Conferencia Mundial sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra” en Tiquipaya, donde reunió a varios presidentes y miles de participantes de todo el mundo, para discutir y promover los derechos de la Madre Tierra.
Abandonando el discurso y rigiéndonos estrictamente a los resultados, podemos afirmar que Evo Morales y su partido, hoy son los principales enemigos de la Madre Tierra. Son los más grandes y crueles depredadores.
Al observar la intensa humareda que nos abruma estos días, producto de la gran cantidad de incendios forestales en la Chiquitanía y bosques amazónicos, impotentes, no podemos dejar de sentir bronca por esa doble moral e hipocresía.
Pues bien, no sólo fueron pérfidos con su discurso. También violaron impunemente a la Constitución que ellos mismos redactaron. Si se observa bien, el concepto del “Buen vivir” está presente en la legislación del Estado Plurinacional.
En la Constitución, en los artículos 8, 80, 305 y 313. También en la Ley N° 071 de Derechos de la Madre Tierra (2010), que es considerada pionera a nivel mundial. En esta Ley se reconoce a la Madre Tierra como un sujeto colectivo de interés público, con sus derechos, como cualquier otro sujeto a la vida, la diversidad y a la regeneración. A su vez, la Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo integral para Vivir Bien (2012), establece un marco para el desarrollo integral en armonía y equilibrio, promoviendo el respeto a los ciclos naturales y la capacidad regenerativa de la Madre Tierra.
Aquí, independientemente de la doble moral y cínica hipocresía, habrían cometido muchos delitos por incumplimiento de la Constitución y las Leyes señaladas.
En 2019 los incendios afectaron a más de 5 millones de hectáreas. Este año, por la cantidad de “focos de calor”, se estima que esa cifra será superada ampliamente. La cantidad de humo presente hoy en las ciudades reflejan esa apocalíptica realidad. La Bolivia, del Estado Plurinacional, ocupa hoy el primer lugar en el mundo en la depredación de bosques tropicales.
Ahora, esa nociva depredación del medio ambiente no sólo se da en la Amazonía, sino también en el Altiplano y el norte paceño. En la indiscriminada explotación de oro y otros metales, ejecutada por los cooperativistas mineros -aliados al gobierno-, se advierte la utilización descontrolada de arsénico y cianuro. Ya hay varias comunidades afectadas.
Por todo ello, se puede afirmar sin ningún reparo, que el régimen masista es el principal enemigo de la Madre Tierra. Nunca antes, ningún régimen se habría ensañado con tanta crueldad con la naturaleza.
Si hubiese conciencia de lo que están haciendo, mínimamente deberían ser condenados a morir en las mismas condiciones que esos inocentes animalitos, en el infiero de las llamas.