La política, por su naturaleza, es transitoria y el poder, cuando se ejerce de forma desmedida, tiende a desgastarse con el tiempo. En Bolivia, el escenario actual refleja este fenómeno con claridad. El liderazgo de Evo Morales, quien una vez fue visto como un defensor del pueblo, ha involucionado hacia una figura que, en su afán de mantener el control, ha recurrido a alianzas con sectores adversos al bienestar de la ciudadanía. Desde bloqueos legislativos y carreteros hasta la paralización de leyes fundamentales, la persistente obstinación de Morales y sus aliados no sólo ha generado un estancamiento económico, sino que también ha profundizado la crisis social, dejando al pueblo boliviano como la principal víctima su insaciable sed de poder.
El poder es transitorio, y con el tiempo, el caudillo da sus últimos manotazos de ahogado antes de desmoronarse y desplomarse. Sin embargo, en su locura, logra pactar con la derecha, que lo utiliza para ir en contra del pueblo. En ese momento, insta a sus fuerzas a bloquear las venas del país por donde circulan alimentos e insumos necesarios para el sustento de las ciudades.
Lo que el caudillo no comprende es que el poder tiene un tiempo de caducidad. Su desgaste inevitable termina agotando a todos y la percepción del líder cambia, deja de ser visto como el representante de los bolivianos y se transforma en su verdugo. Este es el caso del caudillo que ejerció el poder hegemónico durante más de una década. El pueblo, cansado, le reclama: “El poder no es para siempre.”
Desde impedir que se aprueben créditos en el parlamento y realizar bloqueos en carreteras, hasta interferir en la anulación de leyes cruciales para el crecimiento del país, Evo Morales no parece entender que “el poder desgasta, sobre todo cuando no se tiene”. Ahora, el caudillo, líder de esta nueva oposición, sólo vela por sus propios intereses. Esto ya se vivió en 2019, cuando Morales sufrió varias derrotas y su influencia comenzó a disminuir. Su poder ha mermado porque la gente entiende que su insistencia sólo refleja su alejamiento de los movimientos sociales. Ahora, se queda con un pequeño grupo de asambleístas que interfieren en el desarrollo del país, y unos cuantos dirigentes —que se pueden contar con los dedos de una mano— que engañan a sus bases para pretender tener apoyo, cuando en realidad sólo buscan frenar el país y oponerse a los bolivianos.
Esta nueva oposición liberal, encabezada por Morales y sus oscuros aliados de la derecha liberal, está costando al país un grave retraso. Diversos créditos y leyes que no han sido aprobados en la Asamblea Plurinacional han significado pérdidas millonarias. En sólo 10 días de bloqueos a nivel nacional el país perdería 1.000 millones de dólares. Además, el bloqueo en la Asamblea mantiene paralizados varios créditos de organismos internacionales destinados a promover el desarrollo y la inversión en infraestructura, así como la Ley 035, que beneficiaría a miles de jubilados. Todo esto está siendo coartado por esta facción evista y sus sombríos acompañantes de la derecha liberal. La verdadera víctima de esta situación es el pueblo boliviano.
A pesar de la alta politización, el Estado ha generado respuestas que permitieron un crecimiento económico en el primer trimestre de 2024, el Producto Interno Bruto (PIB) se expandió un 1,3% durante este período, a pesar del contexto externo adverso, los fenómenos climatológicos y el bloqueo de créditos en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Por otro lado, la inflación alcanzó el 4,6% en agosto, influenciada por factores como las condiciones climatológicas desfavorables, la inflación importada, el contrabando inverso con países vecinos, el agio, la especulación y los bloqueos de carreteras que afectaron el comercio interno. No obstante, estos impactos fueron contenidos en parte gracias a las políticas implementadas por el Gobierno nacional.
En cuanto al comercio exterior, durante el primer semestre de 2024, el saldo comercial fue negativo en $us 272 millones. Sin embargo, en los meses de abril, mayo y junio se registraron superávits consecutivos de $us 1 millón, $us 37 millones y $us 155 millones, respectivamente, lo que refleja una recuperación en el balance comercial externo. Respecto a las Reservas Internacionales, en agosto de 2024 alcanzaron los $us 1.905 millones, lo que representa un incremento del 11,5% con respecto a diciembre de 2023.
En el ámbito social, hasta 2023, la pobreza moderada se redujo al 36,4% y la pobreza extrema al 11,9%, niveles inferiores a los registrados en 2019. En cuanto al mercado laboral, los datos de abril de 2024 indican que la población ocupada en el área urbana superó los 4,6 millones de personas, con una tasa de desocupación urbana del 3,8%, una de las más bajas de la región.
Esto demuestra que se están brindando respuestas claras y que la mirada desde el Estado está enfocada en la construcción, no en la confrontación por el poder presidencial, actualmente, hay prioridades más importantes en el ámbito económico y social que los bloqueos impulsados por la avaricia de estos “buitres” de la política boliviana, quienes mienten con el único fin de generar miedo e inestabilidad. Son verdaderos terroristas, que atentan contra la economía y, en consecuencia, juegan con la vida de las familias.