Con la experiencia que me otorgan 54 años en el ámbito aeronáutico, habiendo sido director y asesor de múltiples aerolíneas privadas tanto en Bolivia como en el extranjero —incluyendo compañías de renombre como Varig, Air France y JAT (la antigua aerolínea de Yugoslavia)— y tras haber sido distinguido por los Gobiernos de Uruguay, Argentina, Belice, Paraguay, así como por la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos, me veo en la obligación de compartir mis preocupaciones acerca de la actual gestión de la empresa estatal. En particular, el manejo de Boliviana de Aviación (BoA), la empresa estatal clave para el desarrollo del transporte aéreo del país está siendo llevado aparentemente por autoridades sin la formación técnica adecuada, lo cual está afectando gravemente su desempeño.
Es fundamental recordar que BoA es una empresa pública y, como tal, está al servicio de todos los bolivianos. Como contribuyentes, que sostenemos esta empresa, y tenemos el derecho de ser escuchados cuando detectamos problemas que afectan su eficiencia y sostenibilidad. Sin embargo, las autoridades responsables de su gestión han mostrado una preocupante falta de receptividad. A lo largo de los últimos años, he enviado diversas recomendaciones a los ministros de Obras Públicas y a los ejecutivos de BoA, sin haber recibido una respuesta formal, ni siquiera una cortesía de confirmación. Además, mis intentos de contacto telefónico han sido bloqueados, lo que refleja una clara falta de transparencia y una pobre relación con los actores clave del sector aeronáutico.
Falta de claridad en la gestión y manejo de denuncias
Uno de los temas más preocupantes ha sido la falta de claridad respecto a las denuncias de daño económico en la gestión pasada. Se han mencionado presuntos pagos excesivos en los seguros de aeronaves por un valor aproximado de un millón de dólares. Es inconcebible que ni el anterior ministro, Iván Arias, que carecía de cualquier formación aeronáutica, ni el actual ministro, hayan abordado estas denuncias de forma pública. El silencio de las autoridades genera incertidumbre sobre la integridad de la gestión financiera de BoA, y más aún sobre la capacidad técnica de quienes están a cargo.
La falta de transparencia en estos casos es alarmante, ya que BoA maneja recursos públicos que deberían ser objeto de una fiscalización rigurosa. Para una empresa que enfrenta constantes desafíos económicos y varias denuncias, cualquier mal manejo de recursos puede tener repercusiones graves tanto para la aerolínea como para el país. En lugar de ocultar estos temas, las autoridades deben ser claras y tomar decisiones técnicas basadas en criterios que prioricen la sostenibilidad financiera y operativa de la aerolínea.
Deficiencia en la cobertura de rutas internacionales
Otro aspecto que denota la mala gestión de BoA es su incapacidad para cubrir rutas internacionales estratégicas. El Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), que fue un orgullo para los bolivianos, en sus años de operación cubría destinos clave como Washington, México, Panamá, Asunción, Colombia, Uruguay, Ecuador y Chile. En cambio, BoA ha sido extremadamente lenta en abrir nuevas rutas internacionales y apenas recientemente ha comenzado a volar a Lima y Paraguay. Este retraso ha permitido que aerolíneas extranjeras como Copa Airlines, Avianca y Latam exploten dichas rutas, llevando divisas fuera del país en un momento en que Bolivia necesita retener capital. Estas aerolíneas operan múltiples vuelos semanales hacia y desde Bolivia, capturando una porción considerable del mercado de transporte aéreo en la región. No debemos olvidar que Bolivia es un país mediterráneo que depende de la aviación para conectarse con el mundo.
Además, BoA no ha aprovechado los derechos de quinta libertad que le permitirían operar rutas lucrativas como Miami-Habana-Nueva York, rutas que el Lloyd Aéreo Boliviano y AeroSur explotaron con éxito durante años. La falta de visión estratégica en la expansión internacional de BoA ha debilitado la posición de Bolivia en el mercado aéreo regional, permitiendo que aerolíneas extranjeras dominen rutas que deberían ser operadas por nuestra aerolínea.
Errores en la adquisición de aeronaves
Una de las decisiones más cuestionables de la actual administración ha sido la adquisición de aeronaves Airbus A330/200, un modelo que ha sido retirado del servicio por varias aerolíneas debido a sus altos costos operativos y su antigüedad. En términos de eficiencia de combustible y costos de mantenimiento, el Airbus A330 no se compara favorablemente con modelos más modernos como el Boeing 787 Dreamliner, que presenta una reducción significativa en el consumo de combustible y costos operacionales en rutas de largo alcance como Madrid. Por ejemplo, el Boeing 787 puede ahorrar varios miles de dólares en costos operativos en un vuelo transatlántico comparado con el A330, lo que, a largo plazo, impacta considerablemente en la rentabilidad de la aerolínea.
Este tipo de decisiones, tomadas sin una debida consideración de factores técnicos y económicos, sólo refuerza la percepción de que quienes están al mando parecería que carecen de la preparación necesaria para dirigir una aerolínea estatal de esta magnitud. La administración de BoA debe basarse en criterios técnicos sólidos y en una visión a largo plazo que garantice su competitividad y sostenibilidad.
Conclusión
Es imperativo que las autoridades aeronáuticas de Bolivia tomen en cuenta las recomendaciones de expertos en el sector, con el fin de optimizar la gestión de BoA y fortalecer la industria aérea del país. Las decisiones en este ámbito no deben estar influenciadas por intereses políticos o personales, sino fundamentadas en criterios técnicos y estratégicos que prioricen el bienestar de la empresa y, por ende, el de los ciudadanos. BoA es una empresa de todos los bolivianos, y su gestión debe estar orientada al beneficio de todos, no de unos pocos.
Este artículo está enfocado en destacar los problemas estructurales y de gestión que enfrenta BoA y cómo estos pueden ser corregidos mediante decisiones técnicas y estratégicas, haciendo un llamado a las autoridades para actuar con mayor responsabilidad.