La discrepancia entre el Gobierno y JP Morgan acerca del estado de la economía fue analizada por un cabildo abierto en La Paz, convocado por gremialistas, transportistas, vecinos, artesanos y otros sectores.
El cabildo falló a favor de JP Morgan, la más famosa calificadora de riesgo-país: en Bolivia hay una crisis, muy grave, y necesita soluciones inmediatas.
Todos los sectores asistentes al cabildo decidieron dar un plazo de 15 días al Gobierno para que resuelva la crisis, una crisis que el Gobierno no admite que exista.
El cabildo tomó en cuenta que el Gobierno había rechazado el diagnóstico de la calificadora, que puso a Bolivia en el penúltimo lugar de su clasificación de riesgo-país en la región.
El resultado del cabildo fue aplastante, porque partió de definir que la crisis es la peor de la historia del país, que es el resultado de las pésimas políticas económicas del MAS, y dio el plazo fatal.
Se supone que, si el 6 de diciembre el Gobierno de Arce no ha resuelto la crisis, se tiene que ir a su casa, con su sigla, su modelo económico, su banderita de maricas y todo lo demás.
El debate había llegado a La Paz, la ciudad donde en 1952 se produjo una revolución contundente, que dictó el cambio de modelo económico en el país de ese momento.
Pues ahora, los valientes paceños disponen que el modelo aplicado desde 2006 es un fracaso, como lo demuestra la desastrosa situación en que ha dejado a la economía, con el valioso y denodado aporte de la corrupción.
Si en 1952 se impuso el criterio marxista de la lucha de clases, del proletariado que debe imponer su dictadura, ahora el cabildo tuvo otros parámetros, que no tienen nada que ver con Marx.
Esta vez estuvieron presentes los representantes de sectores económicos legales, que no aceptan la doctrina dominante impuesta por los que se manejan a partir del predominio de una nueva actividad económica, el narcotráfico.
Así, ocurre que la crisis ha golpeado a los legales de Bolivia, que necesitan combustibles y que usan las carreteras para llevar sus productos, mientras que los otros bloquean las carreteras porque sólo operan con las avionetas que se llevan la “merca” desde pistas clandestinas.
A punto de cumplir 200 años, Bolivia enfrenta un desafío dramático que puede poner fin a su existencia.
Por un lado es la Bolivia que quiere sobrevivir ante la “pax mafiosa” que tratan de imponer los barones de la droga, convertidos en un poder transnacional mucho más poderoso que el que llegaron a construir los barones del estaño.