Tras la tensa jornada de enfrentamiento en Parotani, Cochabamba, el defensor del Pueblo, Pedro Callisaya, instó a la Policía y Fuerzas Armadas retirarse de los lugares de bloqueo y, además, a los sectores "evistas", permitir el paso de los vehículos varados en las carreteras.
La autoridad defensorial expresó su preocupación por la escalada de violencia suscitada durante la jornada donde el contingente de efectivos policiales hizo uso de agentes químicos, mientras que los movilizados utilizaron dinamita, petardos y piedras para atacar a los uniformados.
Desde hace 12 días, Cochabamba se encuentra aislado del resto del país debido a los bloqueos de carreteras. Cientos de vehículos no pueden salir ni ingresar a los diferentes destinos debido a la medida de presión.
Según Callisaya, es imperativo "bajar la tensión", entre las fuerzas del orden y los sectores sociales "evistas", para que no se repitan heridos en ambos bandos.
"Por eso estamos llamando a ambos actores a que, por un lado (los policías y militares) se puedan retirar y por el otro lado, dejen transitar a los vehículos porque estamos poniendo en seria situación de debilidad a la población", insistió.
De abrirse la carretera, se podría permitir el acceso a la alimentación, salud, insumos médicos, entre otros, para aquellas poblaciones que se encuentran en situación de vulnerabilidad y que se encuentran afectadas fruto del conflicto.
Tras el intento de desbloqueo, las organizaciones sociales volvieron a la carretera y aseguraron que no se moverán, en tanto que Evo Morales "felicitó" a los movilizados e incluso lo consideró como una derrota de la Policía.
La situación en el trópico de Cochabamba (Chapare) desafía cualquier noción de Estado de derecho y constitucionalidad en Bolivia. Los eventos recientes, en que cocaleros de las Seis Federaciones del Trópico han asumido el control, expulsando a la Policía y al Ejército, exhiben el creciente poder de una facción que ha convertido la región en su propio feudo.
CARLOS DERPIC SALAZAR
El tráfico vehicular en la ciudad de La Paz es verdaderamente insoportable. A la gran cantidad de vehículos que diariamente llegan y sin tomar en cuenta las exigencias que de vez en cuando lanzan los “movimientos sociales” de contrabandistas, para nacionalizar vehículos “chutos”, hay que sumar el desorden con el que moros y cristianos conducen sus vehículos, echando al olvido las normas elementales de tránsito, seguros como suelen mostrarse de que con unos pocos pesos se solucionará todo.
El tráfico vehicular en la ciudad de La Paz es verdaderamente insoportable. A la gran cantidad de vehículos que diariamente llegan y sin tomar en cuenta las exigencias que de vez en cuando lanzan los “movimientos sociales” de contrabandistas, para nacionalizar vehículos “chutos”, hay que sumar el desorden con el que moros y cristianos conducen sus vehículos, echando al olvido las normas elementales de tránsito, seguros como suelen mostrarse de que con unos pocos pesos se solucionará todo.
Los actos reflejos, como reír, sonrojarse, enojarse, precisamente porque son difíciles de controlar, expresan nuestras verdades más íntimas, nuestros inconfesables prejuicios, aquellos que solamente expresamos cuando “perdemos el control”, o cuando nos sentimos a nuestras anchas, con personas de nuestra entera confianza, como los amigos con quienes nos comportamos como lo que somos.
Los actos reflejos, como reír, sonrojarse, enojarse, precisamente porque son difíciles de controlar, expresan nuestras verdades más íntimas, nuestros inconfesables prejuicios, aquellos que solamente expresamos cuando “perdemos el control”, o cuando nos sentimos a nuestras anchas, con personas de nuestra entera confianza, como los amigos con quienes nos comportamos como lo que somos.
La crisis multidimensional que sufre nuestro país está empezando a escalar hacia la violencia activa, una de sus manifestaciones más peligrosas que, además de aumentar la inseguridad, revela la debilidad de las instituciones para garantizar el ejercicio armónico de los derechos y deberes ciudadanos.
La crisis multidimensional que sufre nuestro país está empezando a escalar hacia la violencia activa, una de sus manifestaciones más peligrosas que, además de aumentar la inseguridad, revela la debilidad de las instituciones para garantizar el ejercicio armónico de los derechos y deberes ciudadanos.
EMILIO MARTÍNEZ CARDONA
“Si no hubiera sido por este movimiento político, el MAS-IPSP, tal vez en este momento estaríamos en una guerra interna, una lucha armada”. La frase pertenece a Evo Morales y fue pronunciada hace cinco meses. En el contexto actual, de múltiples bloqueos evistas con presencia de elementos armados, los dichos del expresidente pueden leerse más como una amenaza que como un diagnóstico, con esta posible traducción: “Devuélvanme el control del partido o desataré el caos”.
“Si no hubiera sido por este movimiento político, el MAS-IPSP, tal vez en este momento estaríamos en una guerra interna, una lucha armada”. La frase pertenece a Evo Morales y fue pronunciada hace cinco meses. En el contexto actual, de múltiples bloqueos evistas con presencia de elementos armados, los dichos del expresidente pueden leerse más como una amenaza que como un diagnóstico, con esta posible traducción: “Devuélvanme el control del partido o desataré el caos”.