Entre los jóvenes y las personas curiosas, el uso de los vapeadores es cada vez más común. Se toma como una opción distinta y hasta más sana en comparación con los cigarrillos; sin embargo, surgen algunas preguntas sobre las posibles consecuencias que deja un uso cotidiano de estos dispositivos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de su página oficial, detalla el daño que provoca, pese a la engañosa publicidad que se hace, señalando en muchos casos que tiene ciertos beneficios y menos complicaciones que el cigarrillo.
“Existen muchos tipos diferentes de cigarrillos electrónicos, que son el tipo más común de sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN) y sistemas electrónicos sin nicotina (SESN). Estos sistemas calientan un líquido para crear aerosoles que son inhalados por el usuario. Los llamados líquidos electrónicos pueden contener nicotina, o no (pero no contienen tabaco). Por lo general suelen contener aditivos, sabores y productos químicos que pueden ser nocivos para la salud de las personas. Los cigarrillos electrónicos forman parte de categorías más amplias de SEAN y SESN, que abarcan productos tales como los cigarros electrónicos y las pipas electrónicas”, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS) con relación a este tipo de productos.
Al respecto, el neumólogo Antonio López señala que “el riesgo es el mismo, se ha podido ver en muchos estudios de que tanto el cigarrillo electrónico y todos estos dispositivos, entre comillas, de vapeo, que dicho sea de paso no es como se dice porque parecería que fuera vapor y no es vapor. Eso atrae muchísimo a las personas”.
López señala que este tipo de dispositivos fueron usados como parte de un tratamiento para la deshabituación de personas adictas a la nicotina, pero con niveles controlados de esta sustancia, es decir, que llevan una prescripción precisa para promover que una persona deje el cigarrillo.
Sin embargo, el especialista señala que luego fueron introducidos como una opción diferente al cigarrillo, pero no se tiene idea de la cantidad de nicotina que lleva este tipo de dispositivos y la situación se agrava porque, al usar saborizantes y sustancias químicas, provocan otro tipo de daños y efectos de malestar en quienes usan los vapeadores.
“Se fue viendo que estos vapores no eran vapores; eran aerosoles y tenían muchas nanopartículas y material particulado, ya sea por los cigarrillos electrónicos y por los vapes, que tienen sustancias que definitivamente dañan el epitelio, la membrana mucosa de las vías respiratorias, de los bronquios, de los alveolos y producen efectos dañinos igual o en algunos casos peores”, explica.
Para el neumólogo, que estos dispositivos tengan saborizantes y una publicidad engañosa provoca que muchos adolescentes e incluso niños se sientan atraídos. “Tienen saborcito que atrae a los adolescentes, sobre todo, y se lo ha vendido como un cigarrillo que no es dañino. Ahí está el problema, ahí está el truco, ahí está la trampa. Lo que se sabe ahora es que produce muchos daños a la salud, igual que el cigarrillo normal, cáncer”.
De acuerdo a datos de organizaciones internacionales de salud, en Estados Unidos, el 25 por ciento de los estudiantes usa habitualmente un vapeador lo que ha llevado a ver efectos adversos como asma, tos crónica, daños en las vías respiratorias, bronquiolitis, hipertensión bronquial, entre otros.
A estos efectos directos en quienes usan los vapeadores, se suman las consecuencias para quienes inhalan el humo de “segunda mano”, es decir las personas que están alrededor de un vapeador.
El especialista comenta que debido a los saborizantes y el proceso que se desencadena cuando funciona un vapeador, el humo resulta más dañino. “Es peligrosísimo, ya que con eso el paciente termina como un gran fumador en cuestión de meses como si con el tabaco hubiera fumado digamos unos 50 años, ése es el problema de esta presencia de estos saborizantes”, asegura.
Pero alerta también la presencia de nitrosaminas en estos dispositivos, debido a que en comparación a la determinación de retirar el medicamento Champix por la presencia de compuestos potencialmente cancerígenos.
“Este medicamento basado en la vareniclina, una sustancia que calma la ansiedad y el síndrome de la nicotina en fumadores en abstinencia, y da mal sabor al tabaco en aquellos que reinciden, presentaba impurezas de nitrosaminas, en niveles superiores a lo permitido”, señala El Diario de España.
López respalda esta situación y asegura que los cigarrillos electrónicos o vapeadores tienen “cantidades mucho más importantes detectadas y siguen ahí”.
Este aspecto es trascendental sumado a que no se tiene certeza de las cantidades que se utilizan en estos productos, la adicción asoma como una de los daños colaterales. Una adicción a la nicotina que se puede evitar, tomando conciencia sobre los daños y consecuencias sobre los cigarrillos electrónicos.
Sin regulación
De acuerdo a la OMS, el mercado abierto y la comercialización de los mismos han tenido un nicho más grande entre los jóvenes.
Según añaden, 88 países no tienen una regulación sobre una edad mínima para comprar cigarrillos electrónicos y 74 países no cuentan con normas que reglamenten estos productos nocivos.
La OMS apunta que hay al menos 16 mil sabores que se ofrecen y tanto niños como jóvenes se ven atraídos por el uso de personajes de dibujos animados y diseños elegantes, pero también llama la atención que son promocionados a través de “actitudes más positivas hacia los cigarrillos electrónicos”.
Las actitudes positivas a las que se hace referencia se centran principalmente en un daño menor y menos nocivo hacia los pulmones, garganta y boca; sin embargo, la realidad es diferente.
En Latinoamérica
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Venezuela fue el último país en adoptar medidas para proteger la salud de la población de los productos novedosos de tabaco.
“La resolución que regula los productos nuevos y emergentes de nicotina y tabaco en Venezuela es un avance importante para el país y para la región. Esperamos que esta medida sirva de motivación para que otros países tomen acciones sobre estos productos, que son adictivos, dañinos y publicitados agresivamente hacia los más jóvenes”, señaló el director del Departamento de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la Organización Panamericana de la Salud, Anselm Hennis, citado en la página oficial de la OPS
Actualmente, 21 países en América regulan de algún modo los sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN), como los cigarrillos electrónicos y los vapeadores. Ocho de ellos (Argentina, Brasil, México, Nicaragua, Panamá, Suriname, Uruguay y Venezuela) prohíben su venta, y los otros 13 han adoptado parcial o totalmente una o más medidas regulatorias, aunque sin un enfoque común. En tanto, 14 Estados siguen sin prohibirlos o regularlos.
En Bolivia
El Decreto Supremo 5042 del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas aumenta en un 40 por ciento las alícuotas de gravamen arancelario a cigarrillos electrónicos y cualquier producto que contenga tabaco y nicotina.
Ésta es la única regulación vigente y que categoriza a los vapes; sin embargo, las publicidades en redes sociales son permanentes y el acceso es sencillo, los negocios como las cadenas de supermercados, las tiendas, discotecas y otros espacios que son frecuentados por jóvenes son los lugares donde se puede encontrar con facilidad. Los precios son variables: mientras que en estos espacios puede considerarse un precio más alto, a través de las redes sociales los costos son menores y la oferta es más variada.
La publicidad engañosa y la información sesgada que se difunde al respecto otorga una sensación de tener menos riesgos que al consumir un cigarrillo común, pero la realidad es otra y si bien aún no se ven las consecuencias evidentes en la sociedad, ya se está encaminando a un punto de no retorno.