Si el Ministro de Gobierno pretendía despejar incógnitas acerca de las circunstancias de la muerte del interventor del Banco Fassil al anunciar que “Colodro se arrojó del balcón” y que “fue un suicidio”, sin más, parece que no tuvo éxito.
No, porque ese anuncio —formulado la noche del martes, 72 horas después de que Carlos Alberto Colodro murió— no sólo deja sin respuestas varias preguntas sobre el hecho, sino que suscita otras.
Todas son incógnitas y dudas que de manera inevitable están ligadas al caso del Banco Fassil, cuya intervención estaba a cargo del fallecido, desde su inicio hasta su muerte.
La primera de esas interrogantes es obvia y está relacionada con uno de los elementos principales en los que el Ministro sustenta su afirmación: la carta que según análisis grafológicos mencionados por esa autoridad es auténtica, pero que la familia del difunto cuestiona con firmeza.
¿Por qué Colodro, que según lo mencionado por la autoridad del Gobierno “estaba deprimido” por las presiones de su trabajo como interventor, habría optado por quitarse la vida y no simplemente renunciar a su trabajo?
¿Por qué, cómo y con qué propósito ese manuscrito —cuyo hallazgo fue informado por el Ministro al día siguiente del hecho, asegurando que “no vamos a filtrar el contenido (…) hasta que se realicen las pruebas periciales correspondientes”— se difundió horas después por el canal de televisión estatal y en la redes sociales?
Se ha “establecido fehacientemente que no ha actuado ninguna otra persona (…) sabemos, por las pericias, que no actúa nadie más (físicamente) para que él tome la decisión (de suicidarse)”, asegura el comandante de la Policía en Santa Cruz.
Ninguna de esas pericias se refiere al celular de la víctima, ¿por qué no se considera que Colodro se quitó la vida como efecto de un chantaje, ejecutado a distancia, que ponía en riesgo la seguridad de alguno de los miembros de su familia?
Y respecto de su familia, ¿por qué, como denuncia su abogado, no se la tomó en cuenta “en lo absoluto, ni para pedirles muestras para los estudios grafológicos, ni documentos (para ese fin)?
Es también curiosa la rapidez que tuvieron las instancias estatales en declarar que la muerte de Colodro fue por suicidio, si bien la celeridad de las pericias evocadas se entiende por su vinculación con el caso en del que estaba encargado el difunto: las irregularidades en el Banco Fassil.
¿Por qué los indicios manejos ilegales en la gestión de ese banco, conocidos al menos desde 2019, según autoridades del Gobierno, no se investigaron antes de que Fassil careciera de liquidez para devolver sus depósitos a los ahorristas?