Celebramos 199 años de independencia en medio de aspiraciones y sueños, a pesar de las adversidades que hemos enfrentado en los últimos tiempos. Como nación, somos resilientes; hemos logrado levantarnos tras la pandemia y, sin duda, sabremos afrontar y superar los nuevos desafíos que se presenten, gracias al trabajo conjunto, los emprendimientos y la colaboración de todos. Con más de 12.332.252 habitantes, según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), enfrentamos retos y tareas pendientes, pero también es momento de celebrar los logros de cientos de profesionales que se destacan tanto dentro como fuera de Bolivia. Entre ellos se encuentran científicos, deportistas, matemáticos, escritores y artistas que nos llenan de orgullo y nos inspiran a seguir apostando por nuestro país. Cada departamento posee características únicas en su gente, su tierra, vegetación y fauna, que, en conjunto, enriquecen la diversidad y nos impulsan a construir un camino propio, fundamentado en nuestra identidad y cultura. Este 6 de agosto, Bolivia se halla ante grandes desafíos, como la justicia, la salud, la educación y la pobreza, pero esto no nos detiene; seguimos luchando cada día y, desde cada rincón, apostamos por el progreso y el crecimiento. Aunque muchos de estos asuntos están en manos de nuestros gobernantes, hay otros que implican la responsabilidad de la ciudadanía. Es fundamental evitar que la crisis social avance, promoviendo la unidad y apostando por el diálogo y la tolerancia. En los actos cívicos, un diverso grupo de personas muestra de diferentes maneras su amor por la tierra que les vio nacer, así como los que llegaron como visitantes o turistas, se han quedado hipnotizados por su belleza. No por nada el turismo es una de las principales actividades económicas en el país, contribuyendo anualmente con aproximadamente el 2,33% al producto interno bruto (PIB). Bolivia se caracteriza por su rica diversidad geográfica, desde los Andes hasta la selva amazónica, ofreciendo una mezcla única de tradiciones ancestrales y modernidad. Este país es considerado también una de las naciones con mayor biodiversidad del mundo, atesorando una fauna extraordinaria que incluye el oso jukumari, el delfín rosado o bufeo, y el cóndor, entre muchas otras especies únicas amenazadas por incendios y actividades ilegales que invaden su hábitat. Aún estamos a tiempo de protegerlas. En cuanto a la cultura, Bolivia es rica y diversa, caracterizada por la coexistencia de 36 naciones indígenas y campesinas reconocidas en la Constitución Política del Estado (CPE), que sobresalen en distintos espacios que han conquistado por sí mismas. Por estas y otras innumerables bondades de esta tierra bendita, ¡viva Bolivia!
El conflicto entre órganos del Estado acerca de la realización de las elecciones judiciales y el indignante arranque de violencia que se produjo en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) en la inauguración de su última legislatura parecen no afectar sobremanera a los bolivianos que cada día deben adaptarse a las cotingencias de las carencias, de dólares, de combustible.
Los potosinos celebran pasado mañana, domingo 10 de noviembre, la efeméride cívica de su departamento que conmemora en esa fecha la insurrección que hace 214 años protagonizaran sus ancestros contra la corona española para sumarse al movimiento que desde Buenos Aires proclamaba la ruptura de los vínculos que hasta entonces los unían al Virreinato de Lima.
Con el avance de los trabajos de construcción de su Línea Amarilla, el Tren Metropolitana de Cochabamba está en vías de consolidarse como una opción conveniente para el transporte de pasajeros.
Tuvieron que vencerse muchas peripecias, todas resultantes de la oposición ciudadana, antes de que se defina el trazo de esa línea y se inicie su implementación, aunque con un alcance distinto del que tenía al principio pues no llegará hasta Sacaba.
Los perjuicios ocasionados en estas más de tres semanas de bloqueos de carreteras y actos de violencia ejecutados por organizaciones afines al ala evista del Movimiento al Socialismo (MAS) no solo agravan la situación económica que atravesamos.
Aunque los bolivianos vivimos la evolución de una crisis política que agrava la situación económica y no parece tener perspectivas de un desenlace rápido, el mundo está pendiente de la jornada final de las elecciones en EEUU, cuyo resultado es tan incierto como trascendental.
Así lo muestra la prensa internacional, reflejando el final de varios meses de una campaña electoral atípica, marcada por la desinformación, la agresividad del expresidente candidato y la división del electorado.
En Bolivia, como en otros países de fuerte tradición católica, la doble identidad que con los años ha ido adquiriendo la fiesta de Todos los Santos o Halloween, según la versión con la que uno se sienta más identificado o menos indiferente, llega acompañada de una polémica sobre la que vale la pena reflexionar.
La acción policial-militar que el viernes recién pasado desbloqueó la vía fundamental que une Cochabamba con el occidente del país tendría que ser el principio del fin de la escalada de agresiones perpetradas por la facción del Movimiento al Socialismo (MAS) leal al expresidente Morales, cuyas consecuencias se traducen en perjuicios que afectan a toda la ciudadanía, agravando la situación de la economía nacional.
La situación en el trópico de Cochabamba (Chapare) desafía cualquier noción de Estado de derecho y constitucionalidad en Bolivia. Los eventos recientes, en que cocaleros de las Seis Federaciones del Trópico han asumido el control, expulsando a la Policía y al Ejército, exhiben el creciente poder de una facción que ha convertido la región en su propio feudo.
Las recientes agresiones contra periodistas en Bolivia, en las localidades de Parotani, Bulo Bulo y Mairana, exigen nuestra más rotunda condena. Los bloqueadores afines al expresidente Evo Morales han traspasado límites inadmisibles, llegando al extremo de retener a reporteros, golpearlos y hasta amenazar con quemarlos vivos. Estos actos son una violación no sólo a los derechos de los periodistas, sino de toda la ciudadanía a ser informada de manera imparcial y veraz.
Hace sólo un par de días, desde este mismo espacio editorial censurábamos el desborde de violencia de los bloqueadores, quienes durante las jornadas de fin de semana habían atacado a periodistas, personal de salud y ambulancias, e incluso a un policía, quien casi perdió el pie en una explosión. La violencia, sin embargo, lejos de amainarse, parece haberse potenciado con nuevos y lamentables sucesos.