¿Quién no tiene una amiga, una cómplice, casi una hermana, es decir, una comadre? Este jueves de comadres, las protagonistas seremos nosotras y el día será nuestro.
Esta fiesta antiguamente se celebraba con más énfasis en el campo y en los mercados urbanos. Hoy en día se ha extendido y se ha posicionado en las ciudades y en todos los estratos sociales. En Bolivia es una mezcla de festividad ancestral-indígena y cristiana. Y es particularmente en Tarija donde se la vive de manera mucho más tradicional. Pues allí las comadres, llamadas “cumas”, se ofrecen canastas adornadas con globos, banderines flores, la fruta y el picaresco pepino, es la infaltable torta de comadres.
La canasta, preparada con esmero, se suele entregar a la persona de más confianza o a aquella que es considerada como una gran amiga o hermana. La tradición señala que la persona que reciba la canasta debe devolver la misma al año siguiente en signo de sellar la amistad. Es así como, en tierra chapaca, las calles se llenan de las comparsas de comadres, y las mujeres colman el espacio público.
Las comadres son quienes están unidas por un ahijado/a. La madrina es a quien se pasa la responsabilidad de criar o tutelar al hijo/a de la otra en caso de que sucediese algo trágico.
Es así como, ser comadres constituye una especie de parentesco ritual. Nombrar a alguien como tu comadre es un suceso importante y de responsabilidad para quien recibe el nombramiento, pues implica un compromiso de cuidado. Por tanto, en esta invitación media el cariño y respeto que se guardan quienes serán comadres. El festejo de este día celebra esta unión. Pero ser comadres, también tiene otro significado, pues coloquialmente se llaman comadres, las amigas cercanas que se tienen confianza mutua y cultivan la complicidad, el apoyo, la sororidad.
Hoy en día, el tan ansiado y esperado festejo se celebra ya sea en locales, boliches, espacios culturales/artísticos y en las calles. Es un día de alegría y de reafirmación de la amistad, la camaradería entre mujeres, entre comadres en el contexto de una fiesta colorida, popular y alegre, como es el carnaval.
Si bien el carnaval se festeja de manera tradicional en varios lugares, esta fiesta guarda un significado común de derroche, de incumplimiento de las formalidades y las normas, de disfrute de las indulgencias antes del periodo de privación. De hecho, de acuerdo con la tradición cristiana precede a la cuaresma, al tiempo de ayuno y abstinencia de la carne. Es un tiempo donde se desafía un orden moral, que es cubierto por máscaras y disfraces, para guardar el anonimato. En este contexto, la fiesta de comadres tiene un carácter transgresor y de ruptura de las reglas e imaginarios respecto del comportamiento de las mujeres.
El anterior jueves fueron los compadres quienes festejaron, sin embargo, dicho festejo no tiene la misma fuerza que el de las comadres. Esta es una fiesta destinada a subvertir el orden “natural” de las cosas que coloca a los hombres en las jaranas con sus amigos y en el espacio de lo público y a las mujeres en el sosiego de sus hogares, el ámbito privado. Al menos este día, las mujeres ya no nos quedamos en el hogar realizando actividades destinadas para nosotras. Hoy nos abrazaremos, bailaremos, cantaremos, beberemos, conversaremos, en definitiva, comadrearemos. La permisividad se apoderará de este jueves.
El día de comadres lo viviremos como una fiesta de encuentro, de reconocimiento de afecto entre las mujeres. Pero también como un momento de diversión, de irreverencia y desacato. Pues este festejo es al mismo tiempo una muestra de rebeldía frente al patriarcado y de reivindicación de aquello que nos es negado.
Me alegra que el jueves de comadres, se haya posicionado en Bolivia y que lo celebremos reafirmando la amistad entre mujeres y poniéndolo, aunque sea por ese día el “mundo al revés”. ¡¡Salud, queridas comadres!!