La participación laboral de las mujeres en Bolivia ha experimentado un notable aumento en los últimos años. En 2023, aproximadamente 67 de cada 100 mujeres participan en el mercado laboral, lo que refleja un cambio significativo en la dinámica económica del país. Este incremento se debe a una combinación de factores, como la creciente demanda de servicios debido a la urbanización, la creación de empleos más flexibles y una mayor disponibilidad de trabajo femenino facilitada por el uso extendido de anticonceptivos, mayores niveles de educación y un mayor deseo de independencia económica.
Sin embargo, a pesar de estos avances, persiste una pregunta importante: ¿cuán grande es la brecha salarial entre hombres y mujeres? Las mujeres aún ganan considerablemente menos que los hombres, incluso por trabajos similares. La brecha salarial, que en el mundo ronda el 30% (ONU Mujeres, 2020), y en Bolivia alcanza el 26,5% (Encuesta de Hogares de 2019). Esta disparidad, según Claudia Goldin —que ha estudiado las brechas de género— se origina en diversas causas entre las que se encuentran el nivel educativo, la maternidad y el sector laboral en el que ellas están empleadas.
El nivel educativo juega un papel crucial en la reducción de la brecha salarial. A medida que aumenta el nivel de educación, se observa una disminución en la disparidad salarial entre hombres y mujeres. Por ejemplo, mientras que esa desigualdad supera el 40% para quienes que no han completado la educación secundaria, para quienes han cursado estudios universitarios se reduce a aproximadamente el 20%.
En cuanto a la maternidad, antes del nacimiento de los hijos las diferencias salariales entre hombres y mujeres son mínimas. Sin embargo, una vez que aparece el primer hijo, la brecha se amplía y se mantiene a lo largo de la vida laboral, aumentando de manera proporcional al número de hijos. En Bolivia, las mujeres con hijos enfrentan una brecha salarial significativamente mayor, llegando al 36,5% con el tercer hijo y superando el 40% con el quinto hijo.
Respecto de otra de las causas de la brecha salarial, el sector laboral, se observan diferencias: mientras que algunos muestran diferencias más pronunciadas, otros presentan brechas más modestas. A pesar de los esfuerzos por reducir estas disparidades, las mujeres continúan asumiendo una carga desproporcionada de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, limitando así su tiempo para otras actividades.
Las disparidades actuales a menudo se derivan de diferentes decisiones que toman hombres y mujeres con cualificaciones equivalentes. Mientras que algunos hombres pueden ascender a posiciones mejor remuneradas, las mujeres a menudo se encuentran en roles con salarios más bajos debido a la penalización por maternidad y el premio por paternidad. Este fenómeno destaca los desafíos inherentes que enfrentan las mujeres al equilibrar el trabajo y la vida familiar.
¿Las mujeres pueden tenerlo todo? Si bien son capaces de equilibrar la carrera y la familia, a menudo enfrentan repercusiones económicas por hacerlo. Esto subraya la necesidad urgente de cambios sociales para lograr la equidad de pareja, donde ambos socios tengan igualdad de oportunidades para perseguir carreras satisfactorias y compartir responsabilidades en el hogar, equilibrando los roles y oportunidades. La igualdad de género y la reducción de la brecha salarial solo serán posibles con la aplicación de un hogar que comparta tareas y se apoye mutuamente.
La autora es coordinadora nacional de la Red de Líderes por la Democracia y el Desarrollo