Muchos ciudadanos votaron por el Movimiento Al Socialismo (MAS) en 2020, entre temerosos y precavidos, pensando que era mejor tenerlos en el Gobierno que en la oposición. Calcularon que era una especie de seguro contra los bloqueos y “guerras civiles”.
No hablemos de prudencia, sin embargo. Fue el miedo más cómodo y servil el que inspiró dicha decisión.
Estoy seguro de que nunca se imaginaron que esa caterva de criaturas elementales terminaría en el Gobierno... y a la vez en la oposición.
Apenas puedo imaginar su desilusión, pero al mismo tiempo me parece una buena lección para esas almas ingenuas.
Aprendieron, espero, que la cobardía es muy mala consejera en estos asuntos.
¿Habrán comprendido también que este país no conocerá ni el desarrollo ni la paz mientras haya masistas, es decir izquierdistas, en el poder? Si todavía no es el caso, supongo que necesitarán unas semanas más de bloqueos.
Pensando en los cobardes, casi prefiero a los eternos resentidos, es decir, a los pobres diablos que escogen al MAS por sus penas y discriminaciones imaginarias, porque así se sienten “reivindicados”.
Al menos esos infelices sienten una pasión más vital y humana... Tienen sangre en las venas, en lugar de agua tibia como los pusilánimes.