Los conflictos a causa de los bloqueos de los militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) evista reavivaron la polarización social en el país, coincidieron por separado los politólogos Fernando Mayorga y María Teresa Zegada.
Durante las últimas semanas, hay una clima de protestas de diferentes sectores ante los perjuicios generados por los bloqueos que cercan por dos semanas al departamento de Cochabamba, principalmente.
Los lecheros echaron estiércol a los edificios de la Brigada Parlamentaria y de la Gobernación de Cochabamba. Los floristas lanzaron su producción en la plaza principal. Los gremiales cerraron sus puestos de venta y los transportistas tomaron las calles de la ciudad con sus carros. Las movilizaciones más masivas fueron de la Central Obrera Departamental (COD) que marchó el viernes, y el cabildo ciudadano y del sector empresarial.
El día más violento fue el viernes en la localidad de Parotani, en Cochabamba. En el intento de desbloqueo de parte de la Policía, efectivos fueron heridos de gravedad, a causa de la detonación de dinamita.
Tema sin resolver
Tanto Mayorga como Zegada señalaron que la polarización en el país es un tema no resuelto que se aviva de tiempo en tiempo.
Para Mayorga, director del Centro de Estudios Superiores (CESU ) de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), la polarización política es coyuntural, pero la social viene del fondo de la historia.
Señaló que la coyuntura reciente de Cochabamba está marcada por los hechos del 11 de enero de 2007. “Ese trágico día se vio la concentración de miles de personas en la zona norte que atacaron a los campesinos cocaleros que estaban en la zona central de la ciudad”.
Otra fractura se repitió en 2019 en el marco de esa crisis política; en la misma lógica de división y fractura social que se mantiene. “Se manifestó muy crudamente en términos racistas, de rechazo al MAS, pero directamente acciones contra los campesinos indígenas y sobre todo mujeres”, dijo.
Efectos del 21F
Zegada agregó como un momento de polarización social el referendo de 2016, que rechazó la repostulación de Evo Morales a las elecciones presidenciales.
Para Mayorga, hay factores que están haciendo resurgir los discursos de carácter racista, discriminatorio que, además, invocan a la violencia e incentivan a la polarización.
Señaló que la situación social actual es compleja porque se están combinando varios factores que tienen que ver con demandas sociales, con estrategias políticas, con el rebrote de ciertas posturas conflictivas, y lo que predomina, sin duda, es la incertidumbre.
“No se puede prever hacia dónde puede derivar esta fase de creciente conflictividad en que la acción política parece subordinada a otros factores, como lo jurídico, como disputas internas y cálculos instrumentales de actores políticos”, sostuvo.
Zegada señaló que la polarización marcada en 2016 y 2019 “en realidad” no se resolvió; lo que hubo fue una disminución de la tensión social. La crisis política se atenuó porque el MAS unitario comenzó a ejercer control con políticas y juicios a los opositores. “En el escenario político están las viejas fracturas que no se cerraron y se reabren”, señaló.
Según Mayorga, el conflicto por la política se diluyó cuando el MAS volvió a vencer en las elecciones en 2020. “Se superaron esas contradicciones, pasaron a segundo plano estas posturas. Sin embargo, hoy día estamos viendo el rebrote de esas posiciones, esta vez en torno a un reclamo por las consecuencias negativas de los bloqueos”.
Faltan espacios de diálogo
Mayorga y Zegada coincidieron en que falta espacios de diálogo y concertación. “Los escenarios de diálogo son muy débiles, van a tener que agravarse estos momentos para una solución”, mencionó Zegada.
Mayorga recordó que hay antecedentes de la confrontación entre grupos urbanos y las organizaciones campesinas. “Se vive una ausencia de espacios y lógicas de concertación, de diálogo para encontrar un acuerdo que permita salir de esta fase conflictiva”, señaló.
El sociólogo mencionó que, por un lado, están los bloqueos impulsados por los sindicatos campesinos y organizaciones sociales, que tienen una serie de demandas de carácter socioeconómico, pero también es una manifestación de respaldo a Morales, que es su figura central, Y, por otro lado, hay una conducta continua de rechazo a todo lo que significa el MAS, tanto en esferas gubernamentales o de la oposición.
“Va desde el rechazo a la propia gestión gubernamental, el rechazo a las posiciones de Morales que son críticas a la gestión gubernamental y, en general, el rechazo al movimiento campesino indígena”, sostuvo Mayorga.
Fractura del MAS
Para Zegada, la fractura del MAS da otro rostro a la polarización, porque no sólo se trata de oficialismo versus opositores, también se presenta entre las dos facciones del masismo. “Estos efectos de la división se trasladan a las carreteras, a las calles”, dijo.
La politóloga sostuvo que la gente de la calle está en contra de que la disputa del MAS sea trasladada a las calles, porque afecta a los sectores sociales. “El conflicto se registra entre un Gobierno que quiere resolver el problema y los evistas que quieren llegar hasta las últimas consecuencias”, indicó.
Los sectores sociales movilizados están acostumbrados a las luchas por el todo o nada, pero cuando las demandas eran por un cambio social. “Sin embargo, ahora es por intereses particulares de Morales”, dijo Zegada.
Polarización
Mayorga mencionó que se debe distinguir entre la polarización política y las fracturas o divisiones en la sociedad. Si bien en política se habla de una lógica binaria, oficialismo versus oposición, hoy aparece de manera bastante compleja la división en el MAS, que afectó a su propia bancada parlamentaria.
“La noción de oficialismo versus oposición aparece más compleja, puesto que hace 20 años se presenta el masismo versus el antimasismo”, dijo el analista.
Insistió en que se están recuperando y se están volviendo a enarbolar discursos excluyentes y discriminatorios en la sociedad boliviana, a raíz de los conflictos.