Aquel jueves 5 de octubre de 2023 nos sentamos lado a lado y en primera fila. Nuestro libro Salir del paso hacía su debut en Santa Cruz. Ella lo tenía delante y trataba de compaginar su interés total por las páginas con los inminentes comentarios de Gary Prado Arauz, Dunia Sandoval y Óscar Ortiz.
Minutos antes Gonzalo Mendieta decidió delatarme: “Rafo es sobrino de un guerrillero”. Seleme dio un pequeño brinco en su asiento. Tomo el libro con determinación y revisó la galería inicial de fotos (página 17). Con la mano atrajo mi oreja hacia sus labios: “¿O sea que Raúl es tu tío?”. Me salió un “sí” muy bajito para no estorbar la presentación de Gonzi, mi querido coautor. Como si alguien la jalara por atrás, Susana se descargó en su asiento mirando al cielo. La turbación era evidente. De inmediato le tomé la mano cubriéndole los dedos con los míos. Fue como si nos reconfortáramos. No nos dijimos más nada.
Durante el acto, yo esperaba su invitación a contarnos cosas. No llegó y tampoco iba a exigirla. Me bastó el apretón de dedos para saber que variadas personas muy íntimas nos habían llevado a coincidir y a suponernos parientes.
Me tocó a mi mover el micrófono para dar paso a las preguntas del público. Ella tomó la palabra en primer lugar. Prometió leer Salir del paso y al final dijo que algunos datos la conmovían y sucumbió. Su voz ya no ayudó a seguir con su intervención.
Pasé el micrófono al siguiente y no pude evitar la conmoción. Seleme se había quedado con alguna verdad atorada en la garganta.
Me entero de que la madrugada de ayer, ni bien terminado el Día de la Madre boliviana, hizo imposible un reencuentro bajo un clima más sereno. La verdad, no me muero por saber lo que ella sabía. Me basta con intuir la intensidad de aquella vivencia difusa.
Semanas después hablé ya en México con el hijo de Raúl, es decir, mi primo. Ayudado por el vino, le conté el episodio con marcado énfasis. Juntos guardamos silencio como lo hacemos ahora que Susana ya no está en este mundo. Los Quiroga y los Seleme siempre estuvimos un poco implicados.