Con el lanzamiento de dos centenares de misiles —en dos tandas— sobre Tel Aviv, la República Islámica de Irán decidió vengar ayer el asesinato de Hasan Nasrala en Beirut el pasado viernes y el del jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán el 31 de julio.
Los mandos militares israelíes advirtieron a Teherán de que la agresión sobre la ciudad más poblada de Israel será respondida.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró, tras el ataque con más de un centenar de misiles desde Irán, que la república islámica “cometió un gran error esta noche, y pagará por ello”.
“El régimen de Irán no comprende nuestra determinación de defendernos y nuestra determinación de tomar represalias contra nuestros enemigos”, aseveró el líder israelí en un comunicado.
“Mantendremos la regla que establecimos: quien nos ataque, lo atacaremos”, reiteró Netanyahu.
Lo cierto es que, durante la tarde de ayer, la Inteligencia estadounidense había anticipado a Tel Aviv de la posibilidad de un “inminente” ataque iraní con misiles. Una amenaza que, poco después, las autoridades israelíes avalaban yendo más allá: la ofensiva iraní podría ser “a gran escala”, como a la postre sucedió. Además, la embajada estadounidense pidió ayer a sus nacionales en el Líbano, Israel y Cisjordania que se protejan en sus respectivos refugios.
Entretanto, las tropas israelíes destacadas en la frontera comenzaron ayer su ofensiva terrestre contra Hizbulá en el sur del Líbano. Una operación “limitada” y “localizada”, por ahora, a golpear “objetivos e infraestructura terrorista”, según los mandos militares israelíes, que aseguraban también haber llevado a cabo “decenas” de incursiones terrestres —sin dar más detalles de cómo y cuándo— en el sur de Líbano durante la guerra. Mientras tanto, Hizbulá siguió lanzando cohetes hacia el norte y centro de Israel —sin causar víctimas—.
Concretamente, las fuerzas israelíes bombardearon un edificio entre los barrios de Jnah y Bir Hassan. Por su parte, Hizbulá reivindicó al menos trece ataques contra suelo israelí. La milicia proiraní aseguró haber atacado la sede del Mosad y la unidad de Inteligencia 8200 en las cercanías de Tel Aviv. Igualmente, la organización militar chií libanesa aseveró haber atacado con cohetes la base militar de Ilaniya, situada en el norte de Israel. Tel Aviv no reconoció ninguna de las dos acciones.
Apoyo de EEUU
Efe
Estados Unidos movilizó su poder militar para ayudar a Israel a interceptar los cerca de 200 misiles lanzados por Irán contra ese país, cuyo impacto sobre el terreno, según las autoridades estadounidenses, fue limitado, pero tendrá consecuencias para Teherán.
El presidente estadounidense, Joe Biden, ordenó a las Fuerzas Armadas de EEUU que ayuden en la “defensa” de Israel frente a los ataques iraníes y los destructores USS Bulkely y USS Cole lanzaron una docena de interceptores desde el Mediterráneo oriental.
Desde la Casa Blanca, el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, aseguró que aunque este nuevo ataque iraní contra Israel resultó “ineficaz”, se trata de una “escalada significativa” y que tendrá consecuencias, aunque no quiso adelantar ninguna medida hasta evaluar el alcance del ataque con detenimiento y hablar con Israel y sus aliados.
El portavoz del Pentágono, general de brigada Pat Ryder, dijo en una conferencia de prensa no tener conocimiento de que Irán hubiera advertido de su potencial ataque. Teherán respondió con ese bombardeo a los asesinatos del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, el jefe del grupo chií Hizbulá, Hasán Nasrala, y un general iraní.
Ofensiva terrestre israelí y bombardeos ocasionan unas 55 muertes en Líbano