Los efectos de la escasez de agua en Cochabamba alcanzan un impacto que era previsible porque la sequía y otros factores que provocan esta situación no son recientes. Lo que sí sorprende es la falta de acciones preventivas y de políticas integrales de las instancias estatales correspondientes para evitar estos problemas actuales y futuros.
El nivel del agua en el embalse de La Angostura ha descendido a un punto que imposibilita su uso para riego en varios municipios. En Sacaba, se declaró estado de emergencia ante la escasez de agua para consumo humano y riego y se activó un plan de emergencia para asistir a 10 de los 12 distritos de esa ciudad, la segunda más poblada de Cochabamba.
Otras poblaciones, especialmente en el valle alto y el cono sur del departamento, enfrentan serios problemas por la falta de agua. En Pasorapa, 500 cabezas de ganado están en riesgo de morir de sed.
La sequía es la mayor y primera causa de esta penuria de agua. Lo es desde el último trimestre de 2022 debido al retraso de las lluvias de temporada y al escaso volumen de las precipitaciones de este año.
No llovió como se esperaba, pero eso no es una eventualidad novedosa, pues esa escasez es cíclica y está registrada en investigaciones sobre los recursos hídricos del departamento.
Es más, existe un estudio serio, fruto de un proceso prolongado y multidisciplinario, cuyos resultados fueron divulgados por la Dirección de Planificación y Gestión Integral del Agua de la Gobernación, en diciembre de 2014.
Se trata de la Agenda del agua Cochabamba (2015-2025) que describe la situación hídrica en Cochabamba, además de sus causas, perjuicios y acciones urgentes a ejecutarse para superar la escasez crítica de agua en la región.
Al parecer, los funcionarios de la gobernación local responsables de estos asuntos no se han enterado de la existencia de esa Agenda, o al menos no la leyeron y si lo hicieron no la toman en cuenta, a pesar de que es producto del trabajo de sus copartidarios de la gestión anterior.
“En el departamento se observa una débil institucionalidad, traducida en la escasez de ámbitos de coordinación y articulación intersectorial e interinstitucional, público y privado. Es visible la insuficiencia de políticas públicas, así como un débil marco normativo para ordenar y orientar la gestión integral del agua en las cuencas”, señala ese documento, al describir algunas de las causas de la penuria de agua en Cochabamba.
Entre los desafíos para 2025, la Agenda establece la formulación de “políticas y planes (que) aseguren el acceso al agua para riego en todo el departamento”. Lo que no equivale a perforar pozos para mitigar la crisis actual, como lo propone el Director de Riegos de la Gobernación.