La gente:
- Tu “tía” Chechita de Chile te escribe por WhatsApp y quiere que la ayudes pagando unas maleta en el aeropuerto.
- “BoA” dice que contrata gente por 39 mil bolivianos y tu mandas tu currículum vitae.
- Un “amigo” dice que le hagas un QR y te cambia dólares, pero que primero, le pases los bolivianos.
- Netflix te regala un año gratis y tú haces click en ese enlace.
- Aquí tiene 23 fotocopias de mi carnet (donde sale mi dirección), firmadas al medio para la inscripción en el campeonato de fútbol 5 de la OTB.
- Aquí están 193 fotos mías con mis hijos en el primer día de clases en Facebook.
La misma gente:
- “¿Por qué piden mi nombre en el Censo?”.
- “Van a cruzar datos, qué inseguridad”.
- “Yo protejo mis datos, quiero seguridad y privacidad”.
Señor, señora, deje de creerle a Carlos Valverde y al Bunker, porque una cosa es ser bocón, y otra, decir la verdad. Si quiere tener miedo a alguien, téngale miedo a Impuestos Nacionales o a la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF), porque ésos sí saben todo lo que haces.
Así que, este sábado, compórtese a la altura, reciba amablemente a su censista, que, por cierto, es voluntario y altamente probable que también vecino suyo, responda sus preguntas, invítele un vaso de agua y dedique ese día a ponerle empeño a su seguridad en internet.
¡Caracho!