Un reporte del periódico español El País ha puesto al descubierto una serie de prácticas académicas irregulares por parte del profesor universitario de nacionalidad española, Juan Manuel Corchado. Corchado, quien en 2021 fue contratado por la Fiscalía boliviana para emitir un informe sobre las elecciones anuladas de 2019, ahora es nuevamente criticado por la comunidad científica en línea por presunto fraude académico.
Según el medio español, Corchado ha sido acusado de inflar artificialmente su influencia en el mundo científico mediante el uso de perfiles falsos y el autoplagio de forma sistemática. El profesor-quien también fue asesor del expresidente español José Luis Zapatero-ha sido objeto de críticas por su informe sobre las elecciones de 2019 en Bolivia, el cual contradice los hallazgos de otros expertos.
El informe de Corchado, que concluyó que no hubo fraude en las elecciones anuladas de 2019, está siendo utilizado por el Ministerio Público para procesar al ingeniero informático Édgar Villegas, quien junto a un equipo de expertos demostró irregularidades en la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) de esos comicios, hallazgos que fueron validados por la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Sin embargo, las preocupaciones sobre la integridad académica de Corchado no se limitan a su informe sobre las elecciones bolivianas. El País revela que el académico ha sido objeto de críticas por la forma en que ha inflado su número de citas académicas, incluyendo citarse a sí mismo en más de cien ocasiones en un documento sobre el Covid-19, donde apenas escribió cuatro párrafos de contenido “sustancial”.
Además, la organización Retraction Watch, especializada en investigar fraudes científicos, ha señalado prácticas irregulares por parte de Corchado desde el 2022. Según el portal estadounidense en su artículo del 25 de marzo de 2022 titulado “Según los críticos, un informático español aumentó artificialmente sus métricas en Google Scholar”, el profesor ha utilizado diversos trucos para aumentar su visibilidad en internet, incluyendo la creación de documentos con perfiles falsos que lo citan repetidamente para posicionarse como el autor más citado por encima de otros investigadores.
Estas revelaciones ponen en entredicho la reputación académica de Corchado, quien aspira a ser rector de la Universidad de Salamanca en España. Con más de 45.000 menciones en Google Académico, aparentemente logradas mediante citas a través de trabajos o perfiles “falsos” y otros métodos cuestionables, la polémica plantea serias dudas sobre la integridad del trabajo académico del profesor español.
Por su parte, Corchado ha calificado de “medias verdades” al reportaje de El País y justificó su situación mediante una extensa explicación en su página web que se puede leer a continuación.
“Defender la verdad”
Hace unos días expresé mi intención de presentar mi candidatura a rector de la Universidad de Salamanca. Una universidad a la que todo debo, con la que estoy comprometido como salmantino y como profesor, que a lo largo de los siglos se ha convertido en sinónimo de amor por el conocimiento y de defensa de la autonomía del saber que nos hace libres. Quiero devolver a la Universidad de Salamanca, a sus profesores, al personal técnico de gestión y de administración y servicios y a sus estudiantes, todo lo que esta ha hecho por mí y por quienes en ella nos hemos formado y contribuir a ubicarla en el puesto de excelencia que ya identificamos con su historia, con su tradición. No solo se lo merece —y lo necesita— la Universidad, sino también nuestra querida ciudad de Salamanca, para la cual la USAL es tan importante, y por extensión toda la comunidad de Castilla y León. Necesitamos proyectos de futuro. Por todo ello, la legítima aspiración de mi equipo y mía es que el futuro de la USAL esté a la altura de su impresionante historia universitaria y científica. Sería inútil citar la cantidad de nombres ilustres que han pasado por sus aulas. El reto, por tanto, es gigante, apasionante, y como todo reto, lleno de dificultades que asumimos.
En este sentido, cuando se da este paso se es consciente de que se puede ser objeto de críticas legítimas. Lo asumo. Pero por el buen nombre de esta Universidad y por un principio de lealtad con la verdad con la que los profesores estamos comprometidos, no debo pasar por alto, sin embargo, las falsedades o medias verdades que, sacadas de contexto, se convierten en munición para el ataque ad hominem. Un ataque que emerge ahora, en pleno proceso electoral, y que busca un caso donde no lo hay. Me veo obligado a explicarlo.
En relación a lo publicado hoy por el periodista Manuel Ansede, de El País, (a quien ya intenté hacerle comprender la verdad de la información que le han pasado, por lo visto sin éxito por mi parte) quiero aclarar lo siguiente: Hace unos años, un joven científico de nacionalidad asiática envió un artículo a una de las varias revistas que edito. El artículo fue aceptado y, posteriormente, por su interés, lo referencié en una publicación mía. El autor del mismo, posteriormente, solicitó su retirada por email, ya que este mismo artículo había sido aceptado en otra revista. Y me envió varios emails para que eliminara la referencia al artículo original. Al parecer era una exigencia de la nueva revista. Emails que, por su redacción confusa (no es nativo en inglés), no logré entender y a los que no di más importancia (ni por el contexto, ni por el contenido), y porque ni siquiera tenía claro que fueran para mí.
Con los años, me escribió otra persona hablándome de un supuesto problema de citas y autocitas de artículos que publicaba y que estaban en la web de la Universidad; estos emails venían de alguien que no se identificaba como periodista y de un correo electrónico genérico sin afiliación. Tampoco le presté atención. Quienes trabajan conmigo saben que recibo habitualmente multitud de emails y no puedo atender a todos por igual.
Apareció posteriormente un artículo en Retraction. Con el tiempo relacioné este artículo con estos emails, tanto del investigador como del supuesto periodista (que no se acreditó como tal) que se hacía eco del enfado del primer autor. Ciertamente debería haber leído con más atención estos correos. En todo caso, respondí al segundo, que entiendo era periodista, explicándole el tema y no obtuve ya respuesta alguna. Este es el origen del artículo en Retraction: una cita a un artículo que un investigador asiático envió a nuestra revista y que luego retiró de la misma.
Junto a ello, se mezcló la acusación de las múltiples citas: no se trata, como se ha afirmado, de una “granja de citas” ni nada por el estilo (ofende leer esto). Esas supuestas autocitas eran documentos de trabajo utilizados durante unas sesiones impartidas a alumnos de doctorado sobre cómo escribir artículos científicos. Con mis estudiantes compartí, en varios doctoral consortiums, documentos del grupo de investigación en abierto y artículos. Como ejercicio de clase, los alumnos, mientras yo creaba el artículo a partir del abstract inicial, construían uno de los abstract de los artículos referenciados. Más o menos había tantos artículos referenciados como estudiantes en los webinarios. Algunos de estos documentos, siempre como documentos de trabajo o preprint, estuvieron un tiempo colgados en el repositorio de la universidad para facilitar su descarga y evitar que tantos estudiantes accedieran a los servidores de nuestro grupo de investigación, que eran algo inestables y no tan seguros. Eran, por tanto, ejercicios de clase colgados en una web de la universidad.
Algunos de estos documentos terminaron siendo indexados por Google Scholar (documentos de trabajo y preprints), y también sus citas; tuve constancia de ello con el tiempo. Esta es una mala praxis, sin duda, y cuando nos dimos cuenta, eliminamos los que pudimos y tomamos medidas al respecto, pero está lejos de ser un fraude para hinchar el currículum de nadie. Algo que, por otra parte, y a riesgo de sonar inmodesto, pero sí justo con la verdad, no tendría ningún sentido en mi caso.
Otros de estos documentos de trabajo no se pudieron eliminar tan rápidamente y estuvieron tiempo indexados: estaban en repositorios de terceros. Cierto es. Nunca me ha preocupado que estuvieran ahí, no tenían ninguna seriedad. Tampoco le di mayor importancia al artículo de Retraction. Me disculpo por ello. Mi labor investigadora, docente y gestora me ha absorbido lo suficiente como para economizar mi atención. Algunos de estos documentos se han retirado recientemente, superando las dificultades técnicas derivadas de que fueron subidos por perfiles de terceros. Insisto, para que se sepa de qué estamos hablando: no eran artículos científicos —como mucho, preprint—; y Google Scholar no es el índice que se utiliza para elaborar los rankings científicos, sino una plataforma abierta que indexa muchos tipos de documentos de cualquier repositorio universitario que no tiene que ser científico.
Cualquiera en la comunidad universitaria sabe lo que indexa Google Scholar (que en mi caso he mantenido inactivo con frecuencia en los últimos años) y para qué sirve, y también debe saber que para conocer cuál es la capacidad investigadora de una persona y su impacto, desde el punto de vista de las publicaciones y citas debe acudir a https://www.scopus.com/ y ahora al portal de producción científica de la Universidad de Salamanca. Ahí queda claro el nivel de publicaciones y de citas y de autocitas de cualquier autor. Y si alguien tiene dudas, os animo a verlo.
Querer hacer un caso de esto solo puede estar animado por una intencionalidad política cuando se aproximan estas elecciones. El futuro de la Universidad de Salamanca es más importante. Quienes me conocen saben que mi objetivo ha sido siempre impulsar nuestra Universidad a lo más alto, con trabajo duro y concienzudo, tanto en mi papel de profesor, como en el de investigador y gestor.
He compaginado lo mejor que he podido mi trabajo como docente (lo más importante en una universidad pública) con la investigación en el grupo de investigación que coordino, y con mis actividades como decano, vicerrector y director del Parque Científico. Siempre pensando en hacer a nuestra Universidad más grande, potente e influyente; siempre junto a un gran grupo de jóvenes investigadoras e investigadores que han trabajado codo con codo conmigo para atraer a nuestra universidad cientos de proyectos y así poder formar y contratar a otros cientos de jóvenes. Con aciertos y desaciertos creo que puedo decir que ahora somos un referente en España y a nivel internacional en transferencia tecnológica, en el ámbito de la inteligencia artificial, la ciberseguridad, el internet de las cosas, el blockchain, etc. Hay pocos grupos de investigación, por no decir que somos el único grupo, que a nivel nacional ha impulsado una Cátedra Internacional en Inteligencia Artificial, otra Catedra Nacional en Seguridad, que gestiona uno de los mayores PERTES de la economía de la lengua y cerca de una decena de proyectos financiados por fondos Next Generation, que tiene en la Universidad más de un centenar de investigadoras e investigadores contratados, numerosos proyectos Marie Curie y decenas de proyectos europeos y nacionales.
La Universidad de Salamanca merece ambición y futuro. La tradición ya la tenemos.
Juan Manuel Corchado