Babilonia, año 522 aC: el rey persa Darío enfrenta una sublevación liderada por un presunto heredero de Nabónido, el último monarca de Babilonia. No se sabe si hubo bloqueos, autoatentados o huelgas de hambre “hasta las últimas consecuencias”, pero sí hubo una batalla en que el poderoso ejército persa venció a los rebeldes y capturó a su jefe, a quien le esperaba un castigo digno de un dignatario.
Sin embargo, hechas las averiguaciones, resultó que el jefe rebelde, lejos de ser quien decía ser, era un vulgar armenio de nombre Arakha, de modo que se le impuso el más cruel castigo de la antigüedad: el empalamiento.
Tom Holland en su sabroso libro Dominio: cómo el Cristianismo dio forma a Occidente, narra que la razón de esa cruel ejecución no fue por haberse sublevado contra el monarca persa, sino por haber mentido. En efecto, la mentira era considerada entre los persas el crimen más grande, un atentado al orden humano (en cuanto ultrajaba la confianza puesta en la palabra) y al orden cósmico del dios Ahura Mazda. Holland también reporta el consejo que Darío el Grande dejó a sus sucesores: “Mantente en guardia contra la mentira. Al hombre que sigue la mentira… castígalo bien”.
La persa no es la única cultura en que la mentira es condenada con severidad, bajo el concepto más amplio de calumnia. Por ejemplo, en la cultura judeocristiana el octavo mandamiento fustiga ese pecado, por ir en contra de Dios que es la verdad. ¿Quién no conoce el cuento didáctico del capítulo 13 de Daniel, donde se narra la historia de Susana, los viejos jueces y el perspicaz joven Daniel? Por mentir y calumniar, esos pervertidos terminaron ellos lapidados, en lugar de la virtuosa Susana.
También en las culturas precolombinas la mentira era fustigada; basta recordar los mandamientos quechuas: ama sua, ama llulla, ama quella (no seas ladrón, ni mentiroso, ni flojo). A ellos se ha propuesto añadir un mandamiento original de la política boliviana: ama llunku, no seas adulador. De hecho, si algo se prohíbe o condena, es porque es una práctica común.
Hoy sufrimos el bombardeo de los bulos en las redes, sin que haya castigo para sus autores que suelen escudarse en el anonimato. No sugiero empalarlos, pero tampoco es justo que haya impunidad absoluta. Por eso, han surgido instituciones meritorias que tratan de desenmascarar los bulos más torpes: menudo trabajo, cuando de Donald Trump o de fanáticos progres se trata.
En “las Bolivias” de hoy (como insiste en escribir el amigo Rafael Vilar) la mentira se ha vuelto pan corriente en la vida política. Todos mienten (diría el Dr. Gregory House), pero algunos lo hacen compulsivamente y a sabiendas que están engañando a todo el universo. Miente YPFB y todas las instituciones públicas, mienten los ministros, mienten los abogados. Todos mienten. Un exministro, que se enardece fácilmente mientras eructa adjetivos groseros, acuñó el término “cártel de la mentira”, para vilipendiar a los periodistas críticos, que fueron regularmente perseguidos y acosados hasta lograr la clausura de los medios opositores y la sumisión de los que estaban “a la venta”. Parafraseando al humorista Robert Orben, el “33 Camiones” no es mentiroso, sino que vive al otro lado de los hechos.
Entre todos los mentirosos de estas tierras, descuella el campeón de la mentira, un embustero compulsivo cuya lengua suelta suele delatar sus mentiras. ¿Disparó o no disparó? ¿Sabe o no sabe expresarse bien en castellano? ¿Embarazó o no embarazó a adolescentes? ¿Su título de “líder de los humildes” le fue asignado por un jurado de mentirosos?
A ese pinocho cocalero le vendría bien el dicho del poeta Antonio Machado: “Ayúdeme a comprender lo que digo y lo expresaré mejor”.
EMILIO MARTÍNEZ CARDONA
Bajo la apariencia de algo deseable, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) podría estar regalándole a Bolivia un caramelo envenenado. Es decir, que en el envoltorio de la exclusión definitiva del reeleccionismo de Evo Morales, los que en rigor son exmagistrados del TCP han asumido funciones propias del Tribunal Supremo Electoral (TSE), incluso emitiendo criterios sobre quiénes pueden o no postular con base en otras gestiones distintas a la presidencial.
Bajo la apariencia de algo deseable, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) podría estar regalándole a Bolivia un caramelo envenenado. Es decir, que en el envoltorio de la exclusión definitiva del reeleccionismo de Evo Morales, los que en rigor son exmagistrados del TCP han asumido funciones propias del Tribunal Supremo Electoral (TSE), incluso emitiendo criterios sobre quiénes pueden o no postular con base en otras gestiones distintas a la presidencial.
GABRIELA CANEDO VÁSQUEZ
Hace un mes impartí un módulo en la Maestría en Investigación Cualitativa, de la Universidad Mayor de San Simón. Tuve la oportunidad y fortuna de revisar los avances de investigación de 15 maestrantes quienes, a modo de artesanos, las esculpen. Sacar adelante una tesis de maestría, es una hazaña la mayor parte de las veces, si es que el estudiante además de trabajar debe ejercer otros oficios.
Hace un mes impartí un módulo en la Maestría en Investigación Cualitativa, de la Universidad Mayor de San Simón. Tuve la oportunidad y fortuna de revisar los avances de investigación de 15 maestrantes quienes, a modo de artesanos, las esculpen. Sacar adelante una tesis de maestría, es una hazaña la mayor parte de las veces, si es que el estudiante además de trabajar debe ejercer otros oficios.
En 1985, una devastadora crisis económica puso fin a la etapa de estatismo desarrollista inspirada en el Plan Bohan y la Cepal, e inició la etapa del libre mercado, un modelo que disminuyó el control del Estado sobre la economía e impuso una serie de reformas dirigidas a dinamizar la participación del sector privado, fortalecer la diversificación y, sobre todo, exportar.
En 1985, una devastadora crisis económica puso fin a la etapa de estatismo desarrollista inspirada en el Plan Bohan y la Cepal, e inició la etapa del libre mercado, un modelo que disminuyó el control del Estado sobre la economía e impuso una serie de reformas dirigidas a dinamizar la participación del sector privado, fortalecer la diversificación y, sobre todo, exportar.
CARLOS DERPIC SALAZAR
La noche del pasado 10 de noviembre, víctima de un infarto cardíaco masivo, murió el abogado Gonzalo Párraga Gallardo. La noticia se hizo pública desde las primeras horas de la mañana del día siguiente, causando congoja en quienes lo conocimos.
La noche del pasado 10 de noviembre, víctima de un infarto cardíaco masivo, murió el abogado Gonzalo Párraga Gallardo. La noticia se hizo pública desde las primeras horas de la mañana del día siguiente, causando congoja en quienes lo conocimos.
JUAN CRISTÓBAL MAC LEAN E.
El caso de la elección de Trump es una fuente inagotable de enseñanzas para comprender, también, el fenómeno ya ampliamente reconocido como patético de Evo Morales a quien, nunca lo olvidemos, podemos llamar también el Fraudulento.
El caso de la elección de Trump es una fuente inagotable de enseñanzas para comprender, también, el fenómeno ya ampliamente reconocido como patético de Evo Morales a quien, nunca lo olvidemos, podemos llamar también el Fraudulento.
El que impuso el apodo de “El Jefazo” fue el periodista argentino Martín Sivak, quien con ese título —El Jefazo— publicó en 2008 la que se supone es la biografía más completa del expresidente, Evo Morales.
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“¿De qué color es el mundo? / con asombro preguntó, / justo del color que quiera pintarle tu corazón”, canta la señora Matilde Casazola para ayudarnos a construir el futuro.
“¿De qué color es el mundo? / con asombro preguntó, / justo del color que quiera pintarle tu corazón”, canta la señora Matilde Casazola para ayudarnos a construir el futuro.
Un Legislativo que espanta a los ciudadanos por la violencia recurrente que enfrenta a los representantes nacionales que han abandonado el debate parlamentario; una justicia deslegitimada por la cuestionada prórroga de los altos tribunales de la nación, la manipulación política y la falta de independencia de sus administradores; un Ejecutivo sin gobernabilidad que no puede dar respuestas y soluciones a la crisis económica y social que aqueja a la ciudadanía; un Tribunal Electoral que no puede avanzar co
Un Legislativo que espanta a los ciudadanos por la violencia recurrente que enfrenta a los representantes nacionales que han abandonado el debate parlamentario; una justicia deslegitimada por la cuestionada prórroga de los altos tribunales de la nación, la manipulación política y la falta de independencia de sus administradores; un Ejecutivo sin gobernabilidad que no puede dar respuestas y soluciones a la crisis económica y social que aqueja a la ciudadanía; un Tribunal Electoral que no puede avanzar co
¿Qué país estamos dejando? ¿Bolivia es realmente un Estado de derecho, donde las autoridades ejercen su mandato para proteger el bienestar común? La realidad que vivimos hoy parece decir lo contrario. Es alarmante y desgarrador ver cómo nuestro país puede ser paralizado por la voluntad de unos cuantos, mientras el gobierno, las instituciones y las fuerzas del orden se muestran incapaces de defender y proteger la estabilidad que tanto necesitamos.
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Evo Morales está lanzado a reconquistar el poder. Para lograrlo tiene que poder presentarse como candidato. El gobierno de Luis Arce le cierra el paso negándole dicha pretensión. Por tanto, si él no puede obligar al Gobierno a hacer realidad su candidatura, tendría que forzar su cambio. No es esta una deducción hecha sobre la base de evidencia, los mismos personeros del MAS evista han pedido la renuncia de Arce.
Evo Morales está lanzado a reconquistar el poder. Para lograrlo tiene que poder presentarse como candidato. El gobierno de Luis Arce le cierra el paso negándole dicha pretensión. Por tanto, si él no puede obligar al Gobierno a hacer realidad su candidatura, tendría que forzar su cambio. No es esta una deducción hecha sobre la base de evidencia, los mismos personeros del MAS evista han pedido la renuncia de Arce.