En esta misma columna, el 08/05/2023, escribí un brevísimo artículo titulado Entre bueyes no hay cornadas, referido a las reyertas internas del MAS y la situación de la “oposición”. Pergeñé una apretadísima explicación respecto de las “contradicciones secundarias” y las “contradicciones antagónicas” existentes en política, señalando que las primeras se pueden resolver de una o de otra manera, mientras que las antagónicas cierran totalmente las puertas a la reconciliación, es “hasta la muerte”.
Aseguramos que la división del MAS era secundaria al buscarse simplemente la captura del gobierno (no del poder, que pertenece al poder mundial). Expresamos que ambas fracciones siguen la misma “ideología” correspondiente al socialismo del siglo XXI, como también dependen del Foro de Sao Paulo, del Grupo de Puebla y otros, y que tenían por socios a los supuestos “socialistas” de Venezuela, Brasil, Nicaragua, Argentina (kirchnerista), México, etc., con activismo de asesores cubanos, por lo que sus contradicciones no son antagónicas, más allá de que inclusive puedan poner en riesgo la libertad y aun la vida de sus propios “hermanos” masistas. Eso es lo que dijimos.
Esta repulsiva pelea masista intrapartidaria está ultrajando y acabando con una Bolivia que cada día se parece más a Venezuela o a Cuba, y sería una demasía ingresar en detalles acerca de nuestra desgraciada situación porque es el pueblo verdadero el que la vive y sufre cotidianamente, con una pseudo oposición que es funcional al MAS inclusive desde mucho antes de la aberrante Asamblea Constituyente de 2006, allá ya funcionaron los “funcionales”, los que alcahuetearon a los destructores de la República y que todavía hoy tienen el tupé de querer postular en las próximas elecciones presidenciales… si es que se desarrollan.
Cuando en 2019 Evo Morales huyó del país y se produjo un vacío de poder, empezaron a funcionar con mucho éxito diferentes “cabildos abiertos” en varios distritos, pero pronto fueron apagados por los politiqueros de siempre, estos cabildos hoy deberían volver a funcionar, es decir, el pueblo reunido directamente debería empezar a gobernar al país aplastando y echando al basurero a los politiqueros de “izquierda” y de “derecha” que son los que están destruyendo Bolivia. Seguramente algunos pensarán que esta es una locura, pero históricamente así funcionó la sociedad humana. En varios artículos señalé cómo funciona el autogobierno.
Se impone un autogobierno del pueblo, entendido este como la inmensa mayoría poblacional marginada, maltratada y usada para satisfacer el “buen vivir” y las ambiciones de unos cuantos canallas. El que no entienda esto, con absoluta seguridad es el que consciente o inconscientemente forma o formará parte de aquello que se llama “rebaño”, hato grande de ganado, fácilmente manejable y se lo premiará adjudicándosele el título de “el buen ciudadano de la democracia”, es decir, el que va a votar en favor de sus propios verdugos.
Así está Bolivia.